Perseverancia, persistencia, presidencia; en más de un siglo, el primer tabasqueño

Perseverancia, persistencia, presidencia; en más de un siglo, el primer tabasqueño

*Contra el mito del “gen suicida” de los políticos de esta región

*López Obrador, convirtió la pasión en tenacidad y estrategia

*Logró construir oposición, ahora tiene el reto de construir gobierno

EN POCO más de cien años, seis tabasqueños han estado cerca de la Presidencia de la República. Personajes como José María Pino Suárez y Carlos Madrazo Becerra, terminaron trágicamente; otro, Tomás Garrido Canabal, tuvo una muerte política en el exilio. Sólo Andrés Manuel López Obrador consiguió, a base de persistencia y perseverancia, romper esa especie de maleficio que historiadores como Enrique Krauze no dudaron en calificar como “el gen suicida” de los tabasqueños.

Un muy estimado amigo ya fallecido, Lácides García Detjén, se indignaba a su modo –con ese espíritu siempre jovial que lo caracterizó-, cuando alguien insistía en el supuesto “gen suicida”, porque explicaba que tal afirmación correspondía a prejuicios sobre “lo tropical”, “lo sureño”, con estereotipos de carácter discriminatorio.

Inclusive, refería, lo que en relación a López Obrador se presentaba como un gran descubrimiento, no era más que una repetición de lo que en 1932 relató Andrés Iduarte en su texto “El caballero matón” sobre el presunto carácter violento del tabasqueño.

PINO SUÁREZ, CARLOS MADRAZO

EL ARGUMENTO de que los tabasqueños no llegaban a la Presidencia por su “instinto suicida” fue adoptado por Enrique Krauze para señalar que de los once estados que se habían privado de esa posibilidad, el caso de Yucatán se explicaba como un castigo por “su temporal secesión en el siglo XIX”, Tlaxcala “por su pobreza”, Tabasco por “el gen suicida de sus propios políticos”.

Son varias y diversas circunstancias las que nos pueden dar elementos para comprender por qué Tabasco no había tenido un presidente.

Le decía líneas arriba que quien más próximo estuvo de la primera magistratura fue José María Pino Suárez quien acompañó como vicepresidente a Francisco I. Madero entre 1991 y 1913, hasta que ambos fueron asesinados por órdenes del golpista Victoriano Huerta.

En el periodo postrevolucionario, en época del general Lázaro Cárdenas, el ex gobernador tabasqueño Tomás Garrido Canabal logró el respeto y afecto del entonces Presidente quien lo invitó a incorporarse a su gabinete como secretario de Agricultura. Antes, el general Cárdenas había calificado a  Tabasco como “laboratorio de la Revolución”.  El radicalismo garridista provocó una crisis que terminó llevando al exilio al líder de los “camisas rojas” en 1935.

Precisamente del movimiento de los “camisas rojas” de los jóvenes socialistas garridistas surgió otro serio aspirante tabasqueño a la Presidencia: Carlos Madrazo Becerra. Tuvo un ascenso vertiginoso llegando a ser dirigente nacional de su partido, el Revolucionario Institucional. En 1965 rompió con la cúpula gobernante al ver obstaculizadas sus propuestas de reforma e impulsó un nuevo partido, Patria Nueva. Un trágico accidente le costó la vida en 1969. También fue calificado como un político que buscaba cambios radicales.

Hay quienes colocan entre los tabasqueños cercanos a la Presidencia a Leandro Rovirosa Wade, quien llegó a ser integrante del gabinete federal. Sin embargo, retornó a su estado natal para ser gobernador de 1977 a 1982.

LA RUPTURA DEL SISTEMA

CAMBIADAS las circunstancias ante una mayor competencia electoral, el poder presidencial dejó de ser decisivo tanto para la selección del candidato como para el triunfo en las elecciones, o la imposición según reclamo opositor. De esta manera, en el año 1999 el tabasqueño Roberto Madrazo Pintado le disputó la candidatura presidencial del PRI a Francisco Labastida Ochoa; la derrota del primero en las internas del tricolor marcó una ruptura que contribuyó a la primera alternancia en el Ejecutivo Federal.

En paralelo, desde 1988 se comenzó a construir otro liderazgo que en el 2006 pondría a dos tabasqueños a disputar la Presidencia: el de Andrés Manuel López Obrador quien compitió en dos ocasiones por la gubernatura de Tabasco y una por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, la cual ganó y lo proyectó a la siguiente etapa. Así, enfrentados en las urnas en el 2006, López Obrador derrotó a Madrazo Pintado por una diferencia de 13 puntos y estuvo a ,menos de un punto de ganarle a Felipe Calderón del PAN.

La persistencia y tenacidad de López Obrador se manifestó a lo largo de los doce años siguientes, tiempo en el que recorrió varias veces el país para presentarse a las votaciones del 2012 con una coalición de partidos similar a la del 2006 y en el 2018 con una organización fundada por él mismo, el Movimiento de Regeneración Nacional.

En 1988, en nuestro primer encuentro -cuando AMLO apenas había sido postulado como candidato del FDN a la gubernatura-, expresaba su convicción no tanto de ganar aquellas elecciones sino de “crear oposición”, porque no la había en Tabasco. Logró mucho más que eso. Así lo comentamos en los años duros de 1994 a 1997.

En efecto, en los comicios de 1982 al PRI se le reconocieron casi el 96% de los votos; los restantes cuatro puntos quedaron distribuidos en cuatro pequeñas formaciones políticas de las cuales sólo el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) se podía calificar de izquierda, pero con apenas el 0.4% de los sufragios. El salto que significó la votación opositora con el liderazgo de López Obrador seis años después fue enorme, aunque oficialmente el PRI se alzó con la victoria: casi el 21% de los votos.

Mañana asume la Presidencia de la República un singular personaje surgido del México profundo. Hasta sus adversarios reconocen que en la capital del país tuvo un gobierno eficaz y disciplinado. Ahora está ante un reto mayor. Por el bien de todos, deseamos que sea lo mejor.

(vmsamano@hotmaill.com)