Necesitamos una planeación regional, no centralista

En estas colaboraciones hemos mencionado algunos de los pasos para una política pública que verdaderamente sirva al pueblo

En estas colaboraciones hemos mencionado algunos de los pasos para una política pública que verdaderamente sirva al pueblo. Principios lógicos que se aplican a cualquier decisión en la vida. En nuestro caso, deben servir para dejar atrás el Modelo Imperial y hacer realidad el Modelo Democrático, un gobierno al servicio del pueblo.

Decía la vez anterior que lamentablemente existe una conducta frívola de los gobernantes en muchos países, y el nuestro no es la excepción, que es correspondida por una conducta sumisa.

Muchas veces he sido testigo de gobernantes sensatos presionados por sus mismos funcionarios para decidir sin un planteamiento completo el inicio de un proyecto. He visto, en innumerables ocasiones por todo el largo y ancho de nuestro país, el truco de los vivales (normalmente el dueño del terreno, el constructor, y el que va a equipar todo) de poner al gobernante, usualmente solo y sin la posibilidad de una consulta siquiera con sus colaboradores, ante un grupo de interesados más una maqueta, para ahí, sin más, declarar que su gobierno construirá tal proyecto. 

Tales montajes con sus escenografías finas son desgraciadamente muy comunes en nuestra nación y predicen un nuevo fracaso de la gestión pública ya convertida en privada con recursos públicos. El gobernante que los resiste hasta que tenga un proceso para evaluar el proyecto en serio es desgraciadamente muy raro y frecuentemente criticado en nuestro país por los medios y los demás intereses aliados con el verticalismo espontáneo predicado por el Modelo Imperial. 

Aquí reproducimos la opinión de F. A. Hayek (The Road to Serfdom) sobre nuestros políticos conocedores profundos de todas las áreas incluidas en sus decisiones por ocurrencias sin consultas profundas con sus propios técnicos. “… es imposible para cualquier hombre a revisar más que un campo limitado, a ser consciente de la urgencia de más de un número limitado de necesidades… cuyo fin siempre conformará solo una fracción infinitesimal de las necesidades de todos los hombres”. 

Por eso es importante REUNIR LOS RECURSOS HUMANOS Y FINANCIEROS PARA LA EJECUCIÓN DEL PROYECTO YA PERFECTAMENTE DEFINIDO. En nuestro país, los recursos públicos están concentrados en el Gobierno Federal, y por ello nada puede ser autorizado sin que participe esa parte de nuestro federalismo manco y tullido. Esta restricción, anti-democrática y por ende anti-eficiente, requiere que las iniciativas locales pasen por el tamiz central. 

Consideremos a Tabasco y a su región vecinal de los estados de Veracruz, Chiapas y Campeche. 

Es el único delta considerable del país, y la mitad del agua dulce del país fluye a través de este espacio que abarca el 4% del territorio nacional. Es por tanto una región acuática. Pero la Ley de Aguas Nacionales fue elaborada para un país considerado árido, sin detallar las excepciones del otro extremo húmedo. Es así porque la visión imperial sólo abarca lo inmediato, lo que alcanza ver desde “la capital”, no “el interior”. 

Así, las inundaciones bajo esa ley consideran solamente los casos de desbordamientos excepcionales de los ríos y de otros cuerpos de agua, no de desbordamientos normales que ocurren cada año en un delta no reconocido por esa ley. Por ende, no hay ningún programa para la región que trate a las inundaciones con el cuidado extraordinario que requieren, como parte esencial de la naturaleza de la zona y requerida por ella y sus habitantes, tanto humanos, como animales, vegetales y microbiales. 

Por ejemplo, no han sido marcados los espacios de descanso del agua (nacional) en cuando menos las dos épocas de lluvias y de sequías. Esta reserva del espacio, para que fluya el agua y donde también coexista el ser humano, debe de ser la base de nuestra planeación en la región, pero siendo violatorio de varios principios imperiales, provoca un caos en la región sin que nadie sepa en dónde se pueda construir o habitar, una lacra decisiva alrededor del desarrollo de toda la región.  Sobre esto hay otras cosas qué decir.  (EL AUTOR ES DOCTORADO EN ECONOMÍA POR LA  UNIVERSIDAD DE PENNSYLVANIA, 1971. COLABORADOR DE DIARIO PRESENTE * Centro de Estudios e Investigación del Sureste AC)