Plano tangente
Aprovechando el azúcar
"Hombre si te dices hombre no interrumpas tu jornada, o harás de esta vida tumba y de la tumba morada"
José María Napoleón
El culto al azúcar nos ha llevado a una explosión de diabetes. El número de pacientes con diabetes mellitus tipo 2 está aumentando a un ritmo rápido y, según las estimaciones, en 2030 se habrá diagnosticado a 439 millones de personas. Por ello, se vuelve tan relevante una revolución en hábitos de alimentación, así como de actividad física. La ausencia de ejercicio en la rutina está directamente implicada en la aparición de las más sonadas anomalías metabólicas, como la hipertensión, la resistencia a la insulina, la intolerancia a la glucosa y la dislipidemia.
El ejercicio mejora el control de la concentración de azúcar en la sangre, o glucemia. Además, según su intensidad, induce una serie de reacciones sistémicas asociadas con los músculos, el hígado, los nervios, el sistema inmunitario y otros factores metabólicos.
El entrenamiento físico constituye una parte importante de las medidas de prevención y tratamiento de la diabetes tipo 2 reconocidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Realizado de forma continua, es crucial para mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir la grasa y los factores de riesgo cardiovascular para prevenir la diabetes tipo 2.
El momento del ejercicio en el día también es un factor clave para regular las respuestas glucémicas. El momento del ejercicio se refiere a la hora del día en el que se realiza. Aunque las actividades físicas después del desayuno son ventajosas para la estabilidad de la glucemia, el ejercicio funciona mejor para reducir el nivel de glucemia por la tarde. Un estudio encontró que el grupo de entrenamiento nocturno ganó más masa muscular que el grupo de entrenamiento matutino con ejercicio de intensidad moderada durante 12 semanas (Küüsmaa et al., 2016).
Fuera del momento del ejercicio, también juegan un papel relevante el estado nutricional (alimentado o en ayunas) y el contenido de la comida. Se ha planteado la hipótesis de que el ejercicio realizado por la noche después de la cena puede ayudar a contrarrestar las alteraciones en el ritmo circadiano de la insulina y la glucemia que ocurren en individuos con diabetes tipo 2, como el fenómeno del amanecer. Este consiste en un aumento natural de los niveles de glucosa en la sangre que se da en las primeras horas de la mañana, como preparación para despertar, pero que llega a ser excesivo en pacientes con diabetes.
Por el contrario, la inactividad física y el sedentarismo son factores de riesgo para la diabetes mellitus tipo 2. Por ello, el ejercicio físico podría considerarse como una estrategia fundamental para contrarrestar este padecimiento. Al igual que un fármaco, el ejercicio puede dosificarse en función de las características del individuo para aumentar sus beneficios y reducir los efectos secundarios.
El control de las oscilaciones glucémicas posprandiales (después de comer) constituye un objetivo importante para la prevención y el tratamiento de la diabetes y sus complicaciones. La hiperglucemia posprandial, de hecho, provoca estrés oxidativo y promueve la inflamación, daña la función endotelial y representa un factor de riesgo independiente de enfermedad cardiovascular.
El ejercicio es una herramienta eficaz para controlar la glucemia posprandial. De hecho, el tiempo desde la comida desempeña un papel particularmente importante.
En estudios realizados tanto en individuos sanos como en individuos con diabetes tipo 2 se demostró que la glucemia posprandial se reduce de manera más consistente cuando el ejercicio se realiza después de una comida y no antes, al menos cuando la intensidad del ejercicio es moderada. De hecho, en condiciones posprandiales, la captación de glucosa puede beneficiarse de la sinergia entre la contracción muscular y la presencia de insulina. Cuando el ejercicio se inicia poco después de la comida (p. ej. 15–30 min), también reduce significativamente el pico glucémico. Tanto el ejercicio aeróbico como el de resistencia son beneficiosos, y su efecto es mayor cuando el mismo volumen de trabajo se divide en sesiones pequeñas pero frecuentes dentro del período posprandial o a lo largo del día. Como resultado de este conocimiento, en tratamientos para la diabetes se han utilizado "snacks de ejercicio" en correspondencia con las tres comidas principales del día, y en algunos casos también se incluyeron fases cortas de ejercicio intenso antes de las comidas.
Prevalece la idea de que el diagnóstico de la diabetes tipo 2 es un punto de no retorno. Sin embargo, una respuesta a tiempo es capaz de revertir el síndrome metabólico. Los problemas llegan cuando se vive mucho tiempo sin cuidado y se deteriora el páncreas por el estrés constante de producir insulina. El ejercicio físico desempeña un papel fundamental en el control de la glucemia en pacientes diabéticos y no diabéticos. Nada como la prevención, y la prevención todavía cuenta al inicio.
jorgequirozcasanova@gmail.com