Poder económico vs poder político, caso Salinas Pliego y la élite empresarial

La introducción de esta Escala apunta a un problema central del enfrentamiento entre poder económico y poder político: falta perspectiva ciudadana en el conflicto del empresario Ricardo Salinas Pliego y el presidente Andrés Manuel López Obrador.

HACE 74 AÑOS, el escritor inglés H.G. Wells afirmó: "La historia de la humanidad se está convirtiendo en una carrera entre la educación y la catástrofe". Sin educación, cualquier futuro es gris. Y agregaríamos: sin educación ciudadana, la humanidad es menos humana.

La introducción de esta Escala apunta a un problema central del enfrentamiento entre poder económico y poder político: falta perspectiva ciudadana en el conflicto del empresario Ricardo Salinas Pliego y el presidente Andrés Manuel López Obrador. Como caso jurídico, existen juicios fiscales heredados de tres sexenios por impuestos no pagados que, según el Sistema de Atención Tributaria (SAT), suman ya 63 mil millones de pesos.

Como caso político, existe una relación estrecha a principios del sexenio entre AMLO y Salinas Pliego, que se desdibujó cuando Banco Azteca dejó de atender cuentas de los programas sociales del gobierno; la relación se tensó al máximo con el expediente tributario del Grupo Salinas y los juicios fiscales que se dirimen (y demoran) en el Poder Judicial.  

La educación ciudadana es proceso cultural, no sólo proceso electoral. Los tiempos de maduración cultural son distintos frente a los tiempos del poder y la ambición material. Abordemos con esta perspectiva las relaciones entre poder político y poder económico.

CON AYUDA DEL ERARIO

EL HISTORIADOR Lorenzo Meyer fue contundente: "ningún gran empresario mexicano da confianza; todos hicieron sus dineros de una manera no muy clara, todos usaron al Estado, sus relaciones con el gobierno: con canal trece [Salinas Pliego], con Teléfonos de México [Slim], con la minería [Germán Larrea]. No hay ninguno que por sí mismo valga, sino que entró por las relaciones con el gobierno. La relación entre la élite política y la élite económica fue muy buena y, en algún momento, se puede suponer que la élite económica llevaba la sartén por el mango".  (programa Primer Plano, 25/03/2024, canal 11). Meyer define a los grandes empresarios mexicanos por su método de ascenso: componendas políticas. Históricamente verificable.

Hay un funcionamiento estructural de la riqueza con monopolios y corporaciones propiedad de grandes empresarios. Ahí se retrasan oportunidades preciosas en sentido cultural y social. Los grandes empresarios no devuelven plenamente a la sociedad lo que se llevan a sus bolsillos. Meollo de la cuestión: acumulación de riqueza en unos cuantos, sin utilidad social clara. En el horizonte mexicano, la reforma fiscal puede ser mecanismo jurídico que cambie la historia. A corto plazo es muy complejo.

En uno de los 100 puntos de gobierno de Claudia Sheinbaum, se dice: "No habrá condonación de impuestos a grandes contribuyentes y vamos a continuar el combate a la evasión fiscal". De reforma fiscal, todavía nada.         

LABERINTOS DE RIQUEZA

ES HORA DE PREGUNTARSE por un factor que en el siglo XX se convirtió en enigma y lastre: los monopolios y su multiplicación no mejoraron la distribución de la riqueza en el mundo. El lector puede buscar un libro polémico del economista francés Thomas Piketty, "El Capital en el siglo XXI", editado por el Fondo de Cultura Económica (2014). Ahí, con cifras históricas de los últimos 250 años en Occidente, se explica: "la distribución de la riqueza no aparece automáticamente con la generación de la riqueza; al contrario: la riqueza se concentra en unos cuantos".       

El economista estadounidense John Kenneth Galbraith planteó (1996): "a la hora de cobrar impuestos los gobiernos no tienen que tentarse el corazón para molestar a las grandes corporaciones, porque las corporaciones se defienden solas, con el poder que acumulan". Idea que no siguieron los gobiernos nacionales, que otorgan más ventajas a los que ya tienen grandes ventajas. El mercado, visto así, no es libre sino cautivo de las corporaciones que eliminan la competencia con tácticas desleales. Hay mercados protegidos. Se tienen así reglas a modo para los grandes, que devoran a los chicos. Legalidad a la medida del más fuerte.

Los empresarios que detentan la conducción de las grandes corporaciones en México saben negociar con funcionarios de gobierno y legisladores, obtienen información privilegiada para especular en sentido financiero y manejan hilos mediáticos a la medida de sus ambiciones. Los clásicos: Telcel y el Grupo Carso, Televisa, TV Azteca, el Grupo Monterrey, ICA, entre otras corporaciones que conocen las artes de la negociación a partir del peso social de su logotipo. Entonces, ¿el camino de la justicia social sería debilitar a los grandes empresarios y sus corporaciones? Más bien, urgen mejores regulaciones y una aportación más significativa de las empresas privadas al erario público.                   

Los casos de conflicto entre el poder económico y el poder político pueden ser ejemplares para la educación ciudadana, en tanto su resolución sea legal y ética. En medio del ruido mediático que supone una confrontación de este tipo, es significativa la moderación del Presidente frente al desafío de Salinas Pliego. Ya hablarán los tribunales. Volveremos al tema desde el ángulo político. ( vmsamano@hotmail.com)