Poder Político

Frente a frente

Declarado por el INE este 7 de septiembre el inicio del Proceso Electoral Ordinario 2023-2024, distará los 9 meses que tiene la gestación en el vientre materno hasta el parto del 2 de junio próximo, cuando los mexicanos elegirán por voluntad popular a la siguiente Presidencia de la República que en el ultrasonido de las adelantadas precampañas anticipan que será mujer, la primera que justo en 200 años desplazará al patriarcado prevaleciente desde la constitución en octubre de 1824.

La gestación en el ecosistema electoral que tendrá una singularidad en la tentación por incurrir en acciones ilícitas y con amenazas incluso de aborto según como se desarrollen los actos preparatorios, teniendo su clímax en los últimos tres meses, entre el 1 de marzo y el 29 de mayo, 90 días de campaña y con las consecuentes contracciones a nada del nacimiento.   

El desafío del Árbitro Electoral como el ginecólogo será estar obligado a tener un riguroso control para que el período de gestación se encause con el estricto control sobre el entramado de los Principios Democráticos y no caer en un indeseable caos por la complejidad que presenta, aún más al tener a 2 mujeres en la puja por ceñirse la banda presidencial, en donde será una u otra quien se lleve el escudo del águila real al pecho ese uno de octubre, en la transición del Poder Ejecutivo Federal.  

El INE deberá tener un escrupuloso cuidado para evitar que se rompan los Principios Rectores de la «Certeza, Legalidad, Imparcialidad, Independencia, Objetividad y Máxima publicidad», a los deben sujetar Árbitro, Coaliciones y Candidaturas Mujeres a la Presidencia de México, asemejado a la fuente en gestación humana que el saco de lo constitucionales encuadra la organización de las elecciones con la  premisa de configurar las reglas que les proteja de agentes tóxicos, internos y externos que le violenten.

Aunque prohibidas desde que se institucionalizaron la organización de las elecciones a un órgano autónomo en octubre de 1990 con el nacimiento del IFE que luego en 2014 transitó al INE, ha sido una práctica recurrente la injerencia del oficialismo, quien se asume como «Juarista» tendrá que mostrar en sus acciones el respeto a las leyes y como «Maderista» asumirse como demócrata.  

La Autoridad de Gobierno de todos los niveles, sin importar ideología, no tienen por qué realizar pronunciamiento alguno ni en pro ni en contra, invadiendo al ecosistema electoral. Si les alude tendrán que reprimirse evitando las amenazas de aborto que el país no lo resistiría.

 En el contexto de la civilidad inherente a los Principios Democráticos, las campañas de proselitismo electoral es un asunto estrictamente de coaliciones y/o partido y la Candidatura Presidencial, circunscritas a los compromisos de una plataforma por registrar ante el INE, bajo el paraguas de una autocrítica que halle lógica con la realidad social y su mosaico de complejidades.

Una campaña negra que tampoco sería extraña tampoco cabe cuando se va a una competencia de igual a igual, con los argumentos de capacidades sustentadas en estructurar una serie de propuesta que den viabilidad a la aspiración de prosperidad entre el colectivo social; un estatus que debe reflejarse en la calidad y el estilo de vida que le trascienda incluso a los núcleos de pobreza transitar a a ese ideal de oportunidad. 

El voto elector representa la expresión genuina que «es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental», artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

En la democracia se gana y se pierde, que en lo tiempos y circunstancias actuales demanda elevar la calidad por parte de las Candidaturas en una elección presidencial que inéditamente será entre mujeres como cabezas de competencia; el compromiso debe centrarse en un debate entre argumentos sólidos, capaces de procesar la voz ciudadana que les contribuya a robustecer la hoja de ruta en la eventualidad de ser gobierno.

La Democracia Participativa debe conectar con la Democracia Representativa, además de asumir una corresponsabilidad. Lo contrario, uno y otro se ahogarán en el anhelo.   

eduhdez@yahoo.com