Poder Político

Oportunismo

No debe ni tiene que permitirse ninguna tentación a obtener algún provecho en el ecosistema cogobernante en la puja por la renovación electoral, cuando el foco de todo esfuerzo coordinado exige la puntual atención por la catástrofe acontecida con puntualidad en Acapulco, Guerrero; el diagnóstico sobre el icónico polo turístico mexicano, en palabras de una directora de un plantel escolar de primaria, es de destrucción casi total.

Debe pausar la confrontación entre los Poderes de la Unión, la oposición y organismos no gubernamentales para el efecto de implementar con asertividad los protocolos destinados en primera instancia a restablecer los servicios básicos de agua, electrificación, telecomunicaciones, y de conectividad vial; aparejado con reactivar los sistemas de salud y hospitalarios, además de suministrar alimentos y vestido, sobre todo a las zonas en donde priva la pobreza.

El Ejército y Fuerzas Aérea Mexicana contribuyen mucho a la emergencia con el instrumento operativo militar DN3 que establece los lineamientos para actividades de auxilio a la población afectada por desastres de origen natural o humano, como en un Acapulco devastado por un huracán de categoría 5.

Aunque el oficialismo federal, estatal y municipal moralmente no puede marginar a las sociedad y organizaciones civiles a sumarse en el solidario apoyo de siempre. Por historia han sido el colectivo ciudadano que, con un peso específico importante para rescatar a los suyos, aún más porque en este caso un importante segmento tiene vínculos familiares radicados en el sitio afectado.

Lastimosamente no hay recursos financieros en las arcas hacendarias al cierre del ejercicio anual, de ahí la trascendental aportación del sector empresarial y de la sociedad civil que en la medida de sus capacidades hacen una bolsa lo más sustanciosa para lo prioritario, sumado al activismo en labores para rescatar y rehabilitar un activo en la economía doméstica e internacional que impacta a los integrantes de este ecosistema.   

Una tragedia con innegables pérdidas materiales y humanas incuantificables que no debe ni tiene que ser mezquinamente motivo para colgarse condecoraciones por absolutamente nadie; debe y tiene que pausarse todo tipo de diferendos llevados a la polarización transitada armonía  en la capacidad estratégica y operativa en pro de rescatar a un territorio de atracción nacional y extranjera; un patrimonio del mundo por los alcances que históricamente ha tenido como destino de esparcimiento vacacional.

Lo acontecido es un fenómeno natural que sólo es pronosticable, no así el comportamiento que sin aviso se disparó a la máxima categoría de un huracán «Otis» sin ningún antecedente, excepto «Patricia» de nivel 4 que enfrentó Colima exactos 8 años antes, en octubre de 2015.

Luego de sus respectivos deslices, as dos figuras perfiladas en la puja por la elección presidencial comprendieron la magnitud del demoledor desastre para asumir una actitud institucional de llamado a sumar voluntades, sin responsabilizar a nadie. Una postura de sensibilidad que debe obligarles a la congruencia al conectar la masa encefálica con el decir en la pertinencia de los tiempos y circunstancias para plantear políticas públicas estructurales.

La ayuda humanitaria internacional igual espontánea debe y tiene que reconocerse por el suministro alimentario y de otros enseres, además de aportar infraestructura y especialistas dispuestos a incorporar para una la optimización en el empleo de los recursos humanos y materiales hacia la atención oportuna, eficaz y eficiente de la emergencia.

Los fenómenos naturales son más recurrentes en el mundo como el sismo que desmoronó a Turquía y a Siria también este 2023. Se reconozca o no, el cambio climático tiene que ver en la incidencia como respuesta a la atroz erosión que la humanidad ha hecho sobre la naturaleza. El deshielo de glaseares, la desertificación boscosa, de la flora y fauna, suman bonos a un entorno de vida cada vez más inhóspito.  

La guerra armamentista y los experimentos en explosivos cada vez más potentes contribuyen al caos; sin tomar en cuenta que la genuina tercera guerra mundial que de a poco avanza, y es por el agua cada vez menos cuando es un vital recurso para subsistir. Una válvula sería desarrollar tecnología avanzada para desalinizar la que viene del mar y acatar la «Agenda 2030», orientada al desarrollo social y ambiental, alineada con el «Acuerdo de París», para combatir el «Efecto invernadero».

eduhdez@yahoo.com