Porfirio Díaz: su fe en el libro como motivador de cambio

Porfirio Díaz: su fe en el libro como motivador de cambio

Siempre había escuchado hablar del maestro Porfirio Díaz, el bibliotecario. Luego le busqué en un par de ocasiones para entrevistarlo por el tema de la lectura y el trabajo que se realizaba en las bibliotecas. Más adelante las pláticas fueron menos formales hasta llegar a tomar un café afuera de su centro de trabajo.

Y al compartir su experiencia fui testigo de cómo varias personas lo buscaban para solicitarle un libro, o que los agendara para que él fuera a una comunidad a promover la lectura.

Al ver fotografías sobre su labor, descubrí a un hombre siempre cerca de los niños o jóvenes, y sentado en una pequeña silla disfrutaba cómo esos lectores se adentraban en una historia, hasta llenarse de emoción.

En otra ocasión lo observé pegando papel de china y dándole forma de arco a unas varitas de caña… estaba en el proceso de un papagayo.

Recuerdo cuando me hizo la invitación para estar en el “Diplomado para la profesionalización de mediadores de la lectura”, que imparte la Secretaría de Cultura a través del Programa Nacional Salas de Lecturas de la Dirección General de Publicaciones y el Instituto Estatal de Cultura, a través del Programa Estatal Salas de Lecturas, ahí la amistad se hizo más estrecha.

Porfirio Díaz sostenía que la lectura para él es una herramienta que el ser humano creó para no ser esclavos, y la persona que lee es diferente a sí mismo, por esa razón hay que tener fe en el libro como motivadores de cambio, de sus familias, de su profesión, y del trabajo que hacen.

Y abundaba que la lectura es una forma de conocer lo que nos rodea, más allá de lo que puede apreciarse a simple vista.

A través de ella se penetra en lo que otros seres humanos saben y piensan, sin importar si están vivos, si están presentes, si pertenecen a nuestra misma cultura o si dejaron su rostro hace miles de años.

Hoy el maestro Porfirio no está físicamente. Se fue al eterno viaje. Dejó amigos, pero igual un semillero de lectores, sobre todo en las comunidades, donde los niños corrían con sus sillas porque sabían que era la hora de la lectura.

Cientos de bibliotecarios lo van a extrañar, al igual que esa comunidad que logró formar a través de los años, y que con ímpetu, disciplina y pasión les recomendaba que leyeran.

En su honor no valdría un minuto de silencio, más bien una lectura en voz alta para tratar de que la escuchara, y decirle que su sacrificio bien valió la pena.

Como recuerdo quedará igual la mano estrechada para siempre.

PARÉNTESIS

El secretario de gobierno, Marcos Rosendo Medina, aseguró  que a los migrantes se les está dando un trato digno y humanitario, en ningún momento han sido objeto  de maltrato, aclarando que el compromiso es con México y los mexicanos. Apoyar a los migrantes es cuidar los intereses nacionales, sería la conclusión. (kundera_w@hotmail.com)