PRD tabasqueño, sus altas y bajas; logra seguir como primera oposición

*A pesar de la debacle de los partidos, en tres años recuperó votos *El factor Manuel Andrade, un impacto que falta por analizar *¿El partido o el candidato?: breve historia de un fracaso

SEGÚN este columnista la salida de Manuel Andrade del PRI tabasqueño para postularse por el PRD tendría un efecto parecido al que le ocurrió al tricolor en 2015 cuando Federico Madrazo se convirtió en dirigente estatal del PVEM, luego de su renuncia un año antes. Todavía no se tiene un estudio a fondo de lo sucedido este 2021 en tal sentido, pero sin duda que los priistas fueron los más afectados en los recientes comicios.

El PRD, aunque perdió su bastión en Jonuta, este año logró ganar el estratégico ayuntamiento de Paraíso. En la cuenta de votos,  tomando como referencia lo que obtuvo en las diputaciones locales –que es por lo que general lo que mide la presencia de un partido-, los solaztequistas lograron este año 115 mil 818 sufragios, un 13.53% del total, contra los 111 mil 257 de 2018, que representó un 11.48%.

Pudo mantenerse como segunda fuerza opositora, aunque todavía lejana del primer sitio que ocupa Morena, pero en la debacle partidista nacional no le fue tan mal.

¿Influyó la candidatura de Manuel Andrade para bien o para mal? ¿Existe un voto duro perredista de unos 100 mil tabasqueños?

SUS PROS Y CONTRAS

PUDO haber perdido un segmento que se define como antipriista y quizá este éxodo fue compensado con algunos inconformes del tricolor que trasladó el ex gobernador. En el curso de los meses próximos lo veremos en función del activismo que puedan realizar; sobre todo porque ya pasó el efecto traumático de éxodo lopezobradorista, aunque le sigue pesando la ambición de los llamados Chuchos.

Claro que la dirigencia perredista sostiene que los votos oficiales no reflejan la realidad porque “hubo una elección de Estado”, a decir de Juan Manuel Fócil, Francisco Cabrera y Carlos Castellanos, portavoces solaztequistas. Desde la trinchera morenista tanto el gobernador Adán Augusto López como el dirigente Pedro Hernández rechazan los señalamientos.

Lo que sí podemos observar es que el PRD tabasqueño mostró más organización de partido; Morena, con sus 418 mil 452 (48.32%) este año, o con los 552 mil 587 (57.05%) del 2018, todavía sigue siendo un movimiento social diverso en torno al liderazgo de López Obrador.

Tabasco es uno de los seis estados que aportó más de 100 mil votos al PRD nacional para que mantuviera su registro.

El PRI tabasqueño es otro caso para revisar en lo particular, prácticamente está siendo desplazado por el PVEM, su antiguo aliado.

HISTORIAS DEL PODER

MUCHO hay que aprender de las recientes elecciones; algunas son nuevas enseñanzas, otras muy antiguas vivencias que no se convirtieron en experiencia transmitida. Le comenté en este espacio que sería determinante en el resultado de las campañas la combinación virtual de un buen candidato y una sólida y eficaz estructura organizativa. Lo mencioné en relación a la selección que Morena hizo de Yolanda Osuna, el PRD respecto a Manuel Andrade y el PRI en torno a Andrés Granier.

A esta combinación virtual se suman otros factores como los recursos, la llamada operación electoral, etcétera. Pero candidato y estructura son definitivos. Si uno de estos factores falla es casi imposible pensar en los buenos resultados.

Un buen amigo me contó una breve historia sobre cómo un mal candidato puede echar a perder una racha de triunfos. A finales de los años noventa, Tlaxcala era un estado en el que el PRI parecía invencible. Terminaba una exitosa administración encabezada por José Antonio Álvarez Lima, quien impulsó iniciativas tales como el cuarto orden de gobierno y las reformas constitucionales que lograron que Tlaxcala sea la única entidad del país que no tiene deuda pública, limitados los empréstitos por norma constitucional.

El caso es que todo presagiaba que el tricolor seguiría como partido dominante…hasta que apareció su candidato. Por presiones de la clase política tradicional fue designado abanderado del PRI Joaquín Cisneros Fernández, hijo de Joaquín Cisneros Molina, quién había sido gobernador, senador y varias cosas más. Con enorme fortuna y relaciones políticas envidiables, el candidato tricolor parecía trepado en una locomotora: arrancó la campaña con más de 60 puntos de ventaja frente a su rival, Alfonso Sánchez Anaya, quien inconforme por la selección tricolor había renunciado para irse al pequeño partido que era el PRD.

Le comento que en las elecciones anteriores, las de 1992, el entonces priista Álvarez Lima había ganado con casi el 86% de los votos, frente a sólo el 7% del PRD.

¿Qué tenía que hacer Cisneros Fernández cuando contaba con un partido invicto y todos los recursos posibles? Simplemente no cometer errores…y los cometió. Me cuentan que apenas iniciada la campaña “cada día el abanderado priista hacía una tontería” o desataba un escándalo. Los 60 puntos se redujeron vertiginosamente y Sánchez Anaya, un personaje tranquilo, mesurado, emparejó y rebasó a su oponente: ganó la elección, la primera para el PRD y para la oposición en aquel estado con 46.5% contra 44.3%. Nada pudo hacer una poderosa maquinaria tricolor con un mal, un pésimo candidato.

Las historias se repiten. Aunque también en sentido positivo: una buena selección de aspirante y un trabajo partidista organizado, otorgan una ventaja invaluable.

AL MARGEN

INDICAN las cifras oficiales: con la plantación de 41 millones 427 mil 857 nuevos árboles maderables y frutales, Tabasco llegará a 123 millones 953 mil 285 plantas, “una cifra de reforestación sin precedentes en el estado”, informan los portavoces del Programa Sembrando Vida, de la Secretaría de Bienestar. El empleo ha sido para 56 mil 979 sembradoras y sembradores de mil 659 localidades en 17 municipios. (vmsamano@hotmail.com)