PRI tabasqueño: El arte de conformarse

PRI tabasqueño: El arte de conformarse

Si algo demanda el análisis político es pausa, reflexión. Tiempo. Justo lo que ahora no tienen los que aspiran a algún cargo en las elecciones, tan anunciadas y deseadas por diferentes motivos, de 2018, ni los periodistas que, como notarios y testigos, damos fe de cómo ocurren las cosas mientras llegan. O, al menos, lo intentamos, con todas las dificultades del mundo. También tienen prisa los votantes a los que les urge castigar con su voto a quienes les incumplieron y esos son legión. La crítica política, o el análisis, en los medios tradicionales ha perdido poder y presencia, y ha aumentado el tipo de comentario inmediato y menos profesionalizado. Los que se están moviendo para tener visualización de los ciudadanos y de las cúpulas de sus partidos lo saben y se han sumergido de lleno en el mundo de las redes sociales, tendiendo la mano a esas nuevas voces e implicando en la comunicación virtual a todos los miembros de sus equipos. De esta forma, también se combate la miopía de los medios nacionales que tienden a dar más cobertura a los contenidos de la ciudad de México que de los estados. O te subes al carro o te quedas atrás. El problema es que los políticos apenas están aprendiendo como manejar las redes y a veces se cometen muchos errores que después ya no tienen solución. Enrique Ochoa Reza, pidiendo unidad e inclusión aunque finalmente la imagen que dieron fue la de un partido dividido en dos y la de unas aspiraciones, las suyas, que, con esa comparecencia, rebajaron a la segunda división. Basaron sus dichos en que eran quejas encubiertas ante un posible dedazo, y manifestaron sus propósitos no en airear la bondad de sus propuestas, sino en la supuesta  injusticia de la elección de sus rivales. Todos nos hemos convertido en críticos temporalmente implacables hasta que podamos decir eso de “creí que íbamos a ganar los nuestros, pero hemos ganado los otros”. A la aritmética electoral le falta un apéndice que explique el arte de conformarse. Solo la prudencia de Nicolás Bellizzia, al reclamar reuniones con todos los aspirantes, logró el efecto deseado. Porque los otros no demostraron ni unidad, ni inclusión que es lo que les pidió Ochoa.