Proceso electoral: Dos mundos raros

Proceso electoral: Dos mundos raros

Hoja volante

Proceso electoral: Dos mundos raros

Joel Hernández Santiago

Todo es política electoral en este momento. Cualquier movimiento o dicho o discurso o filtración o “perdón no quise decir eso” o facturas pendientes de pago o compromisos a futuro de quienes están en el gobierno federal o los gobiernos estatales o municipales es política y es electoral.

No nos hagamos rosquillas. Ya lo sabemos. Y ellos saben que lo sabemos y hacen como que miran para otro lado. Esto porque aceptarlo entraría en el ámbito de esa ley laxa en materia de campañas anticipadas, pero también porque saben que cualquier paso en falso puede  ser fatal para su carrera política. Y todos se mueven como manecillas de reloj que quieren alcanzar las 12 horas, unos antes que otros.

Por lo pronto ya el mismo presidente Enrique Peña Nieto dijo que le faltan unos cuantos meses para terminar su gobierno y que “los avances son importantísimos en materia de economía y seguridad social y que eso hay que reconocerlo”. Eso dice.

Con todo, ni el presidente ni su gabinete ni los gobernadores se refieren con tanto énfasis a las Reformas Estructurales. Meses antes advirtió que el resultado de éstas iniciativas tardará años en percibirse en la vida de los mexicanos…

Pero mientras son peras o son perones, al Ejecutivo nacional ya le entró la muina y a punto de dejar el gobierno comienza a lanzar piedra a los tejados: ocurrió hace unos días durante un evento organizado por la señora María Elena Morera, presidenta de Ciudadanos por una Causa Común, A.C. Ahí dijo que ‘la sociedad civil’ hacía ‘bulliyng’ a las fuerzas de seguridad pública, aunque aceptó que la seguridad pública en México está de capa caída y sin solución todavía.  Bueno.

El presidente está en pleno proceso de defensa de su gobierno y de su partido político: el Partido Revolucionario Institucional. (PRI). El sabe que no tiene todas las castañas consigo, que su índice de aceptación está muy a la baja y que “si hoy fueran las elecciones” seguramente su partido no ganaría la presidencia de México…

¿Pero quién sí la ganaría? En esto nosotros, todos los mexicanos, estamos en un brete. Porque ciertamente no hay ni para dónde escoger… ¿o sí?

El conservador Partido Acción Nacional (PAN) sigue en su propia batalla campal. Por un lado al ser parte del Frente Amplio Democrático con el presunto partido de izquierda, el de la Revolución Democrática (PRD) y un poco su rémora: Movimiento Ciudadano…

… Los tres Frentistas no llegan aun a un punto en el que se decida quién será su candidato para la presidencia del país y muchos ya se rasgan las vestiduras: El mismo Ricardo Anaya o Miguel Ángel Mancera, que se siente con piernas de jinete para ser el presidente del país, aunque su gestión en Ciudad de México está más por el lado del fracaso que de los éxitos sin igual.

Los independientes siguen sumando firmas para conseguir la candidatura. Tienen tiempo y ya se perfilan cabezas de lista: Margarita Zavala y Jaime Rodríguez Calderón, a).- “El Bronco”, que quiere saltar de la gubernatura de Nuevo León hacia la presidencia de México.

Morena sigue encabezando listas de preferencia por ahora. Ya se verá si esto tiene que ver con la indignación nacional o si es que muchos esperan a saber quién es el candidato de cada partido para tomar su decisión, independientemente del voto duro de cada uno de los institutos políticos.

En fin, que todo lo que estos personajes y sus partidos hacen, en todo el país, dibuja a una clase política que se vale de todo y que no le importa hacer todo, incluso desfiguros.  Cada uno sigue en su mundo triunfal. Estar en la batalla por el poder ya es una forma de triunfo para ellos.

Otro mundo es el que se percibe en las calles y en especial en las redes sociales. Ahí las cosas cambian de color y no se ve muy optimista el panorama. La actitud crítica de muchos está a la vista. Es como si en México hoy convivieran dos mundos: dos formas de ver la vida pública y de evaluarla de distinta forma.

De todos modos ya todo está encaminado. Y al final ¿poder, para qué?

Ocurrió hace seis años: la expectativa era mucha y los cambios eran indispensables: pero nada, hoy sabemos que fue el parto de los montes. ¿Será así dentro de seis años?... Quizá, porque lo que si sabemos casi todos aquí, es que no tenemos políticos mexicanos a la altura del arte. Así que…