Qué hacemos los padres para que los hijos no caigan en la intolerancia

Nuestra juventud está cayendo a un vacío, a un abismo que no tiene retorno

Qué estamos haciendo mal los padres de familia para que nuestros hijos caigan a veces en manos perversas. 

Duele y mucho saber cuando un familiar (adolescente) se logró escapar de una banda de trata de blancas. 

Duele porque se siente la impotencia. Duele porque con mentiras van llevando a una jovencita hasta esos terrenos, y lo más doloroso es cuando ya no la vuelves a verla. 

La tecnología no es mala, dijo en una entrevista el escritor mexicano Carlos Monsiváis, todo es cuestión de cómo la usan, qué escriben y con quién hablan. 

Existen diversas maneras para que una adolescente quede en manos de una persona no grata. Muchos hombres adultos cambian su perfil y se hacen pasar por jóvenes. Otros imitan sentimientos, juegan con ellos. Algunos, se aprovechan de la pobreza de la persona, al final las convencen y las invitan a viajar a lugares de los cuales ya no regresan. 

La trata es un mal de años. En México como en cualquier parte del mundo existe. Sin embargo, qué estamos haciendo desde nuestros hogares para evitarlo.  

Algunos especialistas apuntan que la educación es clave para impedir este problema, pero ¿qué tan educado están los padres?, si muchos de ellos se casaron jóvenes y lo hicieron porque querían huir de sus casas por las problemáticas que estaban pasando, desde alcoholismo, drogadicción, matrimonios separados, violencia familiar, entre otros factores que no ayudan, al contrario, son sinónimo de estrés y desesperación. 

Nuestra juventud está cayendo a un vacío, a un abismo que no tiene retorno, y lo peor, culpan a los mayores de ser así. 

Quieren tomar el control de las cosas, sentirse empoderados, pero cuando pasan los años y ven su realidad quieren retroceder el tiempo y para colmo es demasiado tarde. 

Ahí también es cuando se aprovechan de ellos, me refiero a mujeres y hombres, porque es como una cacería humana que no tiene respeto para ellos. 

Muchos padres quisieran estar más pendientes de sus hijos, pero igual el tiempo no se los permite. El trabajo viene a ser un castigo que no deja pasar momentos con la familia. Se vive en ocasiones a distancia.  

Con la llegada de la pandemia del coronavirus, los jóvenes no tuvieron más remedio que buscar un refugio, y lo hallaron en el internet, en sus redes, en las páginas que les brindaban satisfacción (diversión) para matar el día. 

Y la gran mayoría se quedó ahí, detrás de una pantalla, ya sea un celular o una computadora, máquinas al fin y al cabo, máquinas que atrapan y hacen encontrarse con otras personas, y es una de las claves, sobre todo cuando empiezan a hacer nuevos amigos. 

El miedo es latente. Sin duda. El llamado es a estar atentos, sensibles a cualquier cambio del adolescente, sobre todo en su cambio de carácter. 

No busquemos escusas, nuestros hijos deberán estar por encima de todo, y el cuidado tiene que ser la llave para que no les pase nada. 

PARÉNTESIS 

El presidente Andrés Manuel López Obrador, señalo que pese al tremendo daño causado por la pandemia del Covid-19, que además del sufrimiento de millones de enfermos, ha causado un inmenso dolor a familiares, poco a poco vamos se va construyendo una nueva normalidad. (kundera_w@hotmail.com)