¿Qué hacer ante la barbarie?

HAY UNA CARICATURA que circula mucho de hace algunos años para acá

HAY UNA CARICATURA que circula mucho de hace algunos años para acá. En un comparativo con doble imagen, en ambas está una maestra detrás de su escritorio, frente a ella el padre y madre de familia y el niño, alumno de la maestra. Cuadro uno: "Antes" los padres reclamaban al hijo por reprobar o sacar muy bajas calificaciones. Cuadro dos: "ahora" el reclamo es hacia la maestra. "Me va explicar usted por qué reprobó a mi niño". Así andamos ahora, pretendiendo echarle la culpa a los demás de nuestras desgracias.

A DIARIO CON PASMO nos enteramos de atrocidades. Las más de las veces de manera informal mediante noticias que circulan. Pocas veces, somos testigos directos. Algunos quisiéramos hacer algo para detenerla. Contenerla. O disminuirla. Mínimo no alentarla. Los más somos indiferentes. Sobre todo si no sucede a alguien de la familia. De allí la expresión socarrona: "ni de mi familia es".

UNA AMIGA hace un comentario sobre un texto anterior donde trato el tema bajo dos planteamientos: ¿Quién es el culpable del desastre? y ¿hasta dónde vamos a llegar? Hasta dónde en este declive donde no parece, sino que sin freno vamos al abismo. Y es cierto que percibimos que no tocará a nuestra generación la caída en dicho abismo, pero las futuras generaciones se van acercando. Ella, mi amiga, dice: "hagamos un proyecto juntos para detener esta barbarie".

INDIFERENCIA HACIA EL DOLOR de los otros. Es parte de lo que vivimos. Esta refiere a que el dolor de los otros no me duele. La desgracia de los otros no me conmueve. Y si llega a mi oído, mi corazón es duro. Quizá me impacta en el momento. "Son cosas que suceden", "¡qué barbaridad! Y hasta allí nos quedamos. Una nueva atrocidad desplaza a la anterior en el correr de los días. Impasibles damos vuelta a la página como hacemos con el libro. Y a otra cosa mariposa. Y vale, por qué no, preguntarnos, pero ¿podemos hacer algo? En mi ámbito ¿qué puedo hacer?

DE MANERA FACILONA ante todo lo que sucede (y me refiero en específico a los suicidios recientes de niños y adolescentes en Tabasco) decimos que la culpa la tienen los padres compartida ésta con la escuela. Solo que no son factores determinantes, aunque sean coadyuvantes en poco o mucho. Contra esta forma facilona de echar culpas, se argumenta que si esas dos instancias fueran las únicas y exclusivas culpables, entonces serían muchos más los suicidios. Ejemplo: si es por sobrecarga de tareas, o porque los padres sean separados. Y eso es evidente que no es así.

EL CONCEPTO DE MULTIFACTORIAL es más exacto. Solo que me gusta más la palabra coctel: un explosivo integrado por muchos elementos, los cuales en un instante detonan hacia ese acto desesperado de poner fin a la propia vida. Y nos sorprende, nos impacta, y pareciera que no podemos hacer nada. Y echar la culpa a uno u otro no ayuda. Y aunque sea correcto echarle la culpa al neoliberalismo, fase del capitalismo salvaje, a ese consejo mundial de veinte personas que son dueños de la riqueza mundial, en lo concreto en nada ayuda hacer ese señalamiento si nos cruzamos de brazos.

ASÍ ANDAMOS "girando como trompo", valga la expresión. Les echamos la culpa a los demás y nuestra conciencia queda tranquila. Y recordamos la famosa expresión mensa de Fox, ex presidente "¿Y yo por qué?" Y aunque parezca que en nada ayuda, uno debiera solamente pensar y en mi área de función ¿yo qué puedo hacer? Tan solo haciéndonos esa pregunta, y entre más nos la hagamos, serían avances importantes.

CIERTO, LAS GRANDES UTOPÍAS son eso, inalcanzables. La justicia, la paz mundial, la distribución equitativa de la riqueza, que la mayoría son habituales lectores, la salud para todos, y otros parecidos. Y esa lucha individual, ese afán, para alcanzarlas, es precisamente lo que le da sentido a la vida humana. Lo dice Eduardo Galeano: las utopías son como el horizonte: damos un paso y se aleja un paso, damos cinco pasos y se alejan cinco. ¿Para qué sirven? Precisamente, para eso, para caminar.

"¿ADÓNDE VAMOS A PARAR?", dice en su canción mi primo (que no lo es) El Buki. Cierto, ¿a dónde? Sería bueno reflexionar uno mismo, en la conciencia personal, y dilucidar lo que podemos hacer en nuestro ámbito; familia, barrio, centro de trabajo (escuela, fábrica, oficina burocrática, comercio, etc). A lo mejor podemos hacer cosas muy pequeñas, que pensemos que no tienen efecto importante. Al contrario, no lo tienen si nos cruzamos de brazos.

Y CADA QUIEN en su ámbito de responsabilidad. Requerimos un país productivo. Necesitamos una verdadera revolución educativa, no de confrontación, sino de acuerdos y conciliación. Necesitamos combatir el neoliberalismo; se dice de manera simple, y en contradicción evidente se consumen mercancías de las marcas de las trasnacionales. Y así andamos con que "si se va cambiar, que cambie el otro". Y si hay que repartir culpas, estas "la tienen los demás". Y así pues cómo se cambia.

EN TABASCO CUATRO SUICIDIOS en un lapso de 15 días, entre mayo y junio. Allá por Chihuahua un niño se suicida al parecer porque su padre le prohibió escuchar a PP. Aparte el adolescente de Cárdenas, Tab, que golpeó a martillazos a su maestro de bachilleres. Y es para pensarlo. ¿No? ¿Qué hacer? Cuando menos que quede la pregunta.