¿Qué será de todo esto? Solo se conforman con todo

¿Qué será de todo esto? Solo se conforman con todo

Se entiende que, heridos de muerte como están el PRI, PAN y el PRD, no acepten, todavía, la realidad de las cosas y el nuevo mundo en el que estamos y lo más complicado para ellos; en el que vamos a estar a partir del 1 de diciembre, cuando tome posesión AMLO del  poder político absoluto de este país, no solo de la Presidencia de la República. Tanto los perredistas como los priistas como los panistas saben que en el mejor de los casos su suerte estará ligada los próximos seis años a ser parásitos, -en el sentido biológico del termino-, de MORENA y alimentarse de las migajas que estos quieran darles. ¿Cuántos aguantarán este destino, sin pensar en apagar la luz y entregar las llaves de esos espacios amarillos y tricolores? Repantingados en el poder, instalados en la nómina, que fueron hasta hace muy pocos meses tan generosas y confortables hoy, cuando ha pasado un mes y medio de las elecciones, están tratando de entender que fue lo que pasó sin saber si quiera cuál es su lugar actual y ni siquiera si siguen existiendo como partido político. Todo parece indicar que el PRD tiende a desaparecer y sus militantes se trasladarán, ya lo hacen, de forma masiva a MORENA. PRI y PAN son otra cosa porque  aún minimizados a su más baja potencia pueden ser útiles a algunos poderes económicos para negociar algunos aspectos de la transición y sobre todo para maquillar el régimen que viene como plural. Pero el PRD, como izquierda aparente, ya no es creíble, y lo peor: No es útil. Según el nuevo pensamiento oficial desde el 1 de julio la única izquierda que hay en México es MORENA y todo lo demás son fracasos históricos que mejor hay que tirar al cajón de los olvidos. Y es que tienen razón. PRI y PAN seguirán debatiendo las formas de su existencia en vez de plantearse precisamente su desaparición y la refundación de las que algún día fueron sus corrientes ideológicas convertidas hoy en máquinas para administrar el poder que hoy, sin poder, no sirven para nada. Y encima los que están encabezando esos debates son los mismos de siempre, los que han conducido a sus institutos políticos a la ruina, pero que se resisten a dejar pasar a las nuevas generaciones porque finalmente aunque sean migajas lo que se pueda obtener de esos partidos, finalmente algo será y siguen queriéndolo todo para ellos y ellas. Es un viaje con destino al fracaso y a la desaparición. ¿Qué será de todo esto?, que dijo aquel poeta agonizante mientras se llevaba una mano al pecho. Porque MORENA y AMLO sólo se conforman con todo, aunque sea en mangas de camisa. Y además está de moda lo de acabar con la corrupción y, claro, tiene cierta lógica que perredistas, panistas y priistas miren hacia otro lado cuando se plantea este espinoso asunto del que ellos tienen mucho de que hablar.  Si se conocerán los políticos para verse obligados a oponerse unos contra otros. Entre calé y calé no cabe la buenaventura, pero sí entran holgadamente los malos presagios. Los partidos políticos, que durante un largo tiempo se pusieron de acuerdo para llevárselo todo, ahora se están llevando muy mal.