Falsa realidad

«He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos»,

«He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos», Charles de Gaulle, primer ministro de Francia entre 1944 y 1946. Obligado referenciar de cuando data y quién hizo esta reflexión, ahora que en México el plagio es protagonista en la agenda nacional. Yasmín Esquivel, ministra de la Corte, no es la primera ni la única. En la contemporaneidad de las décadas recientes más de uno se asume como político sin serlo. 

Lastimosamente la falsa clase cogobernante mexicana en su inmoralidad se llevan entre las patas la trascendencia de la política, reducida al sesgo frívolo del arte de lo posible cuando en estricto rigor su ejercicio involucra la triada de lo gubernamental, partidista y electoral.      

La generalidad de quienes se asumen como políticos en los hechos son unos plagiarios pretendiendo desempeñar un rol que trasladados a las acciones desconocen lo elemental. Como gobernante, las implicaciones Ejecutivas y/o Legislativas; como institutos políticos, desde la militancia hasta sus directivos sin idea de los principios de doctrina, programa de gobierno y los estatutos; y en la competencia electoral, que los compromisos tienen su génesis en una plataforma que registrada ante el Árbitro los compromete ante la voluntad popular.

Políticos, políticos, fueron Jesús Reyes Heroles, aun cuando de cuño priista su legado le posiciona entre los ideólogos universales, un demócrata con todo que ver en los sistemas de partidos y electoral; junto a él Enrique González Pedrero, igual priista en su caso de centro izquierda copartícipe de la pluralización en la vida política del país; Heberto Castillo Martínez, siempre con un liderazgo militante de izquierda, con una claridad de sus convicciones progresistas.

Las escuelas de cuadros, ya extintas, forjadoras genuinas de los políticos profesionales debieron tener en su estructura formativa el estudio de la vida y obra de Reyes Heroles, González, Pedrero, Castillo Martínez y algunos otros personajes de las diferentes expresiones ideológicas en lo que compete a la esfera de lo nacional. 

La sabia conseja dice y bien que no basta con parecer, sino que también hay que serlo. Habida cuenta, la investidura de una Autoridad de Gobierno, Ejecutivas y Legislativas, per se no les hace en automático sino el bagaje formativo y de experiencia en el ejercicio de lo público.       

Por supuesto que en medio de una elite propietaria de partidos políticos hay excepciones que marcan diferencia entre la generalidad de liderazgos y militantes de obediencia ciega, olvidando el compromiso con la voluntad popular de representarle en sus intereses y de la soberanía del pacto federado. 

Hay razón y argumentada por parte del colectivo social que alza la voz reclamando que las Autoridades de Gobierno, Ejecutivas y Legislativas, sólo le buscan y se placean por sus domicilios, en búsqueda del voto. Sin embargo, una vez que logran el objetivo de acceder a los cargos de poder público poco o nada les importan cumplir con lo comprometido de dar respuestas a las demandas de justicia social. 

La legitimidad lograda en las urnas, por un juego limpio y/o con el apoyo de acciones fraudulentas, se diluyen en el comportamiento de una cínica apatía, una sensibilidad a cumplir con las demandas sociales de un bien común.    

Desde luego que no es gratuito que en todas las encuestas el nivel de aprobación, entre la población muestreada invariablemente los gobiernos, partidos y políticos son los últimos del listado; o a la inversa poseen un absoluto repudio popular, sin quedar margen de maniobra a la objeción.   

En palabras de Jesús Reyes Heroles, «La política como la poesía es limpia y pura, sólo la manchan los malos políticos y los malos poetas».

El gran problema de la clase política cogobernante mexicana es que la generalidad de sus actores está cortada por la misma tijera. Aunque es lo que hay para el 2 de junio de 2024 para renovar gobernantes federales y locales. Sería un conflicto existencial para una sociedad electora con criterio, que aquí no se tiene, castrada en su intelecto.   

eduhdez@yahoo.com