Recuerdos de un gran gobernador (II)
06/09/2025
Segunda de tres partes
De acuerdo a mi experiencia los centros integradores buscaron una vinculación entre la definición técnica de los mismos, con la participación social y política de sus habitantes. Parte de la solución fue no considerar a las personas como cifras. Algo común en los estudios técnicos. Tampoco se buscó crear "polos de desarrollo tipo gringo", donde el acento es lo económico como actividad que aglutinara población y servicios. Nada de eso. Los centros integradores fueron concebidos como un esfuerzo de organización social y política de la comunidad. Un concepto que en sí mismo se opone al de la ciudad que se beneficia del trabajo del campo y no le retribuye nada: Al contrario, explota al campo para su beneficio.
Los centros integradores pretendían arraigar a los habitantes en sus lugares de origen y hacer redituable el trabajo del campo, ofreciéndoles obras y beneficios que impidieran la migración a la ciudad y al extranjero. En el fondo, se trataba de que vivieran felices en su comunidad.
Imposible reducir en este espacio, todo el esfuerzo de organización, así como la inversión productiva en obras para cada centro, que el gobierno de Don Enrique realizó para hacer realidad esta concepción originada en buena medida (el propio gobernador lo reconoció), en la visión de Don Vasco de Quiroga.
Sobre esa base, en cada uno de los 185 Centros Integradores, la población se fue acostumbrando a tomar decisiones y a definir la prioridad de sus necesidades. Lo hicieron mediante asambleas comunitarias. Ejerciendo una democracia directa y participativa. De esta forma fue el gobierno quien se integró a las comunidades y no éstas al gobierno.
La participación política de los miembros de cada comunidad en las asambleas integradoras, permitió que surgiera una selección natural de líderes en cada comunidad, quienes mediante una diseñada capacitación podrían llegar a convertirse en una nueva generación que le aportara un mejor futuro político a Tabasco. Lamentablemente el cambio de gobierno no solo impidió que el programa de centros integradores continuara, sino que hizo todo lo posible (sin éxito), para extinguirlo.
LA LECCIÓN DE LA ELECCIÓN.
Se trata de un artículo escrito por Don Enrique, después de la controvertida elección de 1988. En la cual se puso de manifiesto, para una buena parte de los mexicanos, la interrogante de que el candidato del PRI Carlos Salinas de Gortari había ganado la presidencia. En todo caso para muchos de nosotros, permanece la certeza de que Salinas llegó a la presidencia mediante un fraude electoral, en el cual para tratar de ocultarlo se "Cayó el sistema" y como analizó la periodista Martha Anaya : "Calló el sistema".
Ese fue el primer caso de un presidente espurio por el PRI, el otro sería en 2006, donde López Obrador ganó claramente y el INE, presidido por Luis Carlos Ugalde, le otorgó el triunfo a otro espurio, Felipe Calderón.
El artículo de González Pedrero explicaba lo sucedido y profetizaba que, si no se aceptaba como una lección, la elección llevada a cabo, tarde o temprano el PRI perdería el poder.
Ese fue en síntesis muy apretada, la esencia del mencionado artículo. Lo que me interesa contar, fue lo que Don Enrique me platicó sobre la reclamación que Carlos Salinas (ya presidente electo), le hizo a propósito del mencionado artículo.
A grandes rasgos el altercado sucedió de la siguiente manera: Salinas mandó a llamar a sus oficinas al maestro y le dijo que no le había gustado nada el contenido de su artículo y, mucho menos. que antes de escribirlo no lo hubiera consultado con él. Don Enrique le contestó sin alterarse que si no se había percatado el artículo estaba firmado por él. En consecuencia, cuando alguien firma un escrito, en este caso destinado a ser publicado, se asumía completamente la responsabilidad de su contenido. Muy molesto Carlos Salinas le contestó que en este caso no se trataba de una simple publicación, sino que cuestionaba la legitimidad de la elección. El maestro González Pedrero le respondió que posiblemente no se había leído bien. O que, quienes se lo habían comentado negativamente, también lo habían interpretado mal. Salinas le dijo que era posible. Pero que publicara un nuevo escrito, en donde hiciera algunas aclaraciones y rectificaciones sobre el anterior. Don Enrique se negó, a pesar de la reiterada insistencia del presidente electo.
Desde mi punto de vista, eso le costó al maestro González Pedrero no ser secretario de Educación Pública y padecer la respuesta de Salinas, quien no solo se conformó con no nombrarlo secretario de Educación, sino que tan solo le dio el cargo de director del Fondo de Cultura Económica y mandó que los medios de comunicación por medio de Otto Granados, en son de burla, publicaran que a González Pedrero lo habían mandado hasta el Fondo.
Ese fue el desenlace que tuvo en lo inmediato, el artículo "La lección de la elección". La Historia sabia como siempre, le daría la razón a Don Enrique. La muestra actual, es el ridículo PRI que encabeza Alejandro Moreno (Alito).
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