Reflexiones a partir de la sencillez y el progreso

Este confinamiento nos ha traído muchas enseñanzas o lecciones. Enseñanza de lo mucho que podemos hacer con pocas cosas

Este confinamiento nos ha traído muchas enseñanzas o lecciones. Enseñanza de lo mucho que podemos hacer con pocas cosas, es decir, de aprender a vivir como vivía Diógenes: con lo más básico de nuestra existencia.

No consumir lo que no necesitamos. La vida continúa siendo la misma si no compramos aquel dispositivo electrónico que está de moda.

La vida es tan simple o compleja como queramos, tal vez el avance de la técnica nos ha facilitado muchas cosas, pero no hemos sabido cómo sobrellevarla y hasta creímos que era la solución para nuestros problemas, sin embargo, no es así.

Hoy la pandemia que puso de rodilla al mundo entero nos demuestra que hemos cometido el error más grave al dejar a un lado las cosas esenciales que necesita el ser humano.

Cada vez nos hemos vuelto más individualistas, incluso dentro de la misma familia, hemos adoptado costumbres que no son nuestras.

Individualismo más tecnología más consumismo nos han enajenado y nos alimentan de diferente manera. Nos empujan hacia la sofisticación que creemos nos hacen más civilizados, más modernos.

Y si no vivimos de ese modo dirán que somos unos desadaptados y vamos cambiando nuestros estilos de vida en todos los aspectos posibles para no quedarnos rezagados.

La técnica nos mantiene comunicados sin importar tiempo y distancia, eso sí; pero la técnica es tan fría como la muerte, como los que ya no volverán, como las fotografías que sólo nos devuelven un recuerdo y nos sumen en la nostalgia… en la melancolía.

Esos antípodas de técnica y sencillez no hemos sabido conjuntarlos, el equilibrio no existe, la balanza se ha inclinado aún más en lo actual y no reparamos en lo que nos ha hecho crecer.

La frialdad ha desplazado la calidez. El tener más, el comprar con avidez esto y aquello nos da la idea de que así tenemos una excelsa calidad de vida y nos olvidamos de nuestros semejantes.

Mientras más nos aglomeramos en las ciudades y sus alrededores, menos nos conocemos, siquiera para dirigirnos el simple saludo.

La frialdad se convierte en frivolidad y nos sentimos únicos, y eso nos acarrea insensibilidad. Como en la burocracia, donde los niveles de la pirámide están bien marcados, y vemos qué tanto ganas, es el valor que tienes.

Aunque no todo está perdido, interpretaba Mercedes Sosa, podemos recuperar lo que nos queda de humanidad.

La pandemia nos recuerda que hay una naturaleza de la que dependemos los 'hombres independientes', ella nos alimenta, es nuestra madre a la que al terminar nuestro ciclo de vida volveremos.

PARÉNTESIS

El Presidente Andrés Manuel López Obrador dio el banderazo de inicio de obras del primer tramo del Tren Maya, Izamal-Cancún. En el acto, lo acompañan el Gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González; el titular de Fonatur, Rogelio Jiménez Pons, además del Secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espri