Renovarse o… ¡morir!

Habría que girar hacia el otro lado de la moneda para mirar que más allá de lo devastador que ha sido el covid19 con las muchas crisis sanitaria y económica

Habría que girar hacia el otro lado de la moneda para mirar que más allá de lo devastador que ha sido el covid19 con las muchas crisis sanitaria y económica, como consecuencia principal; también algo positivo hay que rescatar. Un caso puntual que a todos debe ocupar son los desafíos que enfrentan las elecciones en el mundo, en el que naciones como México en el que sus campañas electorales serán totalmente obligadas a replantearse respecto de lo tradicional en la proselitismo entre partidos y sus  candidatos.

Considerando que ya era complejo que las 32 entidades locales tengan al mismo tiempo elecciones en la concurrencia del voto el próximo seis de junio para renovar presidencias municipales y/o congresos, además de 15 gubernaturas y a los 500 diputados federales, el desafío es aún mayor ante una pandemia extendida cuando menos al primer semestre 2021.

Los estrategas de partidos y candidatos en coordinación están obligados a estructurar una campaña migrada hacia las redes sociales que por ser reacción inmediata igual son un arma de doble filo, motivo por el cual es tendrán que ser escrupulosos y creíbles en el mensaje que pretendan enviar con un impacto positivo.

Las redes sociales son una opción para contratar publicidad, así como  con plataformas que operan correos masivos; una alternativa más para llegar incluso a más públicos en nichos heterogéneos, antes exclusivos de los milllenials y que puede segmentarse según el colectivo social de su interés.     

Serán 75 días de campañas en donde se renovarán las 15 gubernaturas  y 60 días en los otros 17 estados que tendrán cambo de estafeta  de diputados y/o alcaldes, hasta el dos de junio, previo a las votaciones del domingo previsto para la celebración de las elecciones.

Un tiempo tan preciado como para desperdiciarlos en una campaña inútil de denostaciones por sobre la propuesta que es la que debe tener todo el peso de importancia para sumar simpatías, que se reflejen en el resultado preliminar y en el cómputo oficial durante la posterior etapa de calificación de las elecciones que determina quién resulta ser el ganador de esa constancia de mayoría, sujeto todavía a posibles impugnaciones por el o los derrotados.

Un período en el que los contendientes están obligados a ser audaces para mostrarse cuan atractivos y decididos están está vez a cumplirle a los 92 millones 236 mil 516 ciudadanos registrados en el listado nominal de electores del INE, con Corte al 1 de enero de 2021, convocados a ejercer su derecho político como para que opten por uno u otro, incluido los independientes, en el cargo que les corresponda.

Lo contrario, será no sólo un desperdicio del escaparate en las redes sociales sino que además esa rentabilidad del financiamiento público pasará a ser un gasto, un dinero que viene de los impuestos del universo de electores.

 Lastimosamente en el pautado actual de las campañas institucionales en radio y televisión los partidos optaron por privilegiar burdamente lo negativo del contrario entre quienes antes estuvieron en el poder y los que ahora son poseedores del mismo, pero propuestas comprometidas de solución a las demandas del colectivo social no las hay. Señal de que no han asimilado no quieren asumir la esencia de una competencia civilizada.

Cada frente de entre los candidatos de los 10 partidos nacionales, sumados los partidos locales en los estados donde los halla, además de los aspirantes independientes; en solitario o en el pragmatismo de las alianzas, tienen que ser capaces de convencer con sus propios argumentos, estar en lo suyos.

Será natural que en las redes sociales tengan reacciones en de repudio y de afinidades, una dicotomía, del hándicap del lastre convertido en repugnancia de una sociedad defraudada en la retórica de los compromisos que no le cumplieron, sin olvidar de que estos quedan plasmados en las plataformas registradas ante el organismo electoral, locales y federal.

Ahora es cuando tienen la oportunidad de reivindicarse, porque quienes compiten por los más de 29 mil cargos por renovar son ellos mismos, el que los votantes ejerzan ese derecho  o no, y determinan qué tan legítimos vayan a ser por el porcentaje de participación de electores.

Por ello los candidatos tienen que ser primeros en reflexionar para hallarle la  cuadratura al círculo de que se deben a la sociedad, antes que a sus partidos que se entienden se integra por ciudadanos y buscan persiguen el bien común, no exclusivo de una camarilla. 

Cuando menos está vez no habrá recorridos casa por casa y aún menos las tumultuosas reuniones, como antaño, incluso podría quedarse estas modalidades en el pasado.

En la sana distancia y observancia del protocolo que el INE en previsión de la pandemia sanitaria, ya no es posible el conjunto de actos que solían haber de campaña electoral; desde las las reuniones públicas, asambleas, marchas y en general aquellos en que los candidatos a un cargo popular se dirigían a los afiliados, simpatizantes y/o al electorado en general, con el objetivo de obtener su respaldo para ser electos por la mayoría de la voluntad popular. 

Ni pensar de la entrega de artículos promocionales utilitarios, aquellos que contengan imágenes, signos, emblemas y expresiones que tienen por objeto difundir la imagen y propuestas del partido político, coalición o candidato que los distribuyese.

Bitácora

Hasta el país más poderoso del mundo en todos los órdenes pasa por una vergüenza del tamaño de su jerarquía. Estados Unidos con Joe Biden hereda un lastre comenzando por una polarización social por el racismo además de afrentas políticas y comerciales.    

eduhdez@yahoo.com