Existen algunos inconvenientes en relación a dos cosas importantes, las cuales han tratado algunos analistas con una clara posición de honestidad en sus análisis.

Se trata de la forma en que Morena ha emprendido una campaña de afiliación con el propósito de lograr 10 millones de afiliados con su respectiva credencial.

Si todos esos militantes afiliados fueran honestos, consientes, con los ideales y valores que profesan tanto el expresidente Andrés Manuel López Obrador, al igual que la presidenta Claudia Sheinbaum, ese propósito de afiliación sería sin duda algo extraordinario y enriquecedor para el partido.

Pero todo parece indicar que, en realidad, ese buen propósito de afiliación tiene implícitos riesgos importantes y que pueden dañar más que traer beneficios.

Los riesgos fueron señalados por Jean-Jacques Rousseau en su conocido libro "El contrato social". En él se refiere que, en el estado de naturaleza, los hombres vivían como buenos salvajes, no tenían restricciones, pero estaban sujetos a sufrir ataques de otras tribus y clanes; así que, para protegerse deciden hacer un pacto social, el cual consiste en que todos ceden parte de su libertad a cambio de que mediante ese pacto puedan vivir protegidos y en paz.

Sin embargo, advierte que, no todo funciona como se esperaba en ese nuevo contrato social, ya que una parte importante implícita en él, era que, al pasar del estado de naturaleza al nuevo estatus social, una condición necesaria, tenían que dejar sus armas afuera, puesto que no se permitía esa transgresión. El objetivo es resaltar la voluntad general, la cual mediante el pacto social radica en el pueblo, que es el soberano.

Pero como suele suceder, el mismo Rousseau advierte que muchos no acatan esas reglas y pasan al nuevo estatus social con sus armas escondidas; por lo que, una vez adentro, llevan ventajas por haber hecho trampa y son los que echan a perder las buenas intenciones que se pretendía lograr.

Proporción guardada, algo similar puede ocurrir con el buen propósito de una afiliación masiva para alcanzar 10 millones de afiliados. Ya que como se ha visto, hay dentro de Morena grupos sindicales que siguen siendo manejados por los llamados líderes charros, que desde ahora ofrecen una cuota alta de afiliados a cambio de continuar con sus prácticas de siempre. Lo mismo puede suceder con varios políticos (gobernadores, senadores, presidentes municipales, diputados federales y locales, secretarios, regidores); los cuales en este proceso de afiliación buscarán sacar provecho personal. Hay dos nombres muy conocidos y por demás denostados en liderazgos, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República.

Probablemente el mejor camino para conseguir los buenos propósitos del expresidente López Obrador, de la presidenta Sheinbaum y de Morena, hubiera sido que al mismo tiempo se llevara a cabo la formación real y no fingida de cuadros políticos, que sirvan como una vanguardia del partido para la renovación necesaria de nuevas generaciones que sustituyan y enriquezcan a las actuales.

En esto, no hablamos a la ligera, sino con conocimiento de causa, ya que en nuestro estado tuvimos la grata experiencia de una escuela de formación política que obtuvo buenos resultados en el sentido planteado. Lamentablemente no se siguió por ese camino, porque en ese entonces desde la dirigencia de Morena y más tarde desde la gobernatura del estado, se obstaculizó el que siguiera funcionando la Escuela de Formación Política.

Actualmente, hay un nuevo gobierno, cuyo origen proviene de las raíces del movimiento que en Tabasco encabezó desde sus orígenes Andrés Manuel López Obrador. Esto abre la posibilidad de que en nuestro estado el partido trabaje para lograr los dos objetivos: la afiliación masiva y la formación de cuadros políticos.