Salario mínimo, la clave de la recuperación de la economía y del mercado interno

*Con AMLO, el acumulado de incremento sería de 51% en 2021 *Los topes salariales del neoliberalismo empobrecieron al país

UN GOBIERNO de izquierda, es como de manera explícita o implícita se califica el régimen que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Quienes tienen una perspectiva más radical se niegan a reconocer rasgos de esta corriente política en la administración de AMLO; hay otro segmento radical, en el conservadurismo particularmente, para el cual estamos en el camino al ¡comunismo! En este espacio hemos referido la deuda histórica que un gobierno de signo progresista tiene con “los de abajo”, con los asalariados y los trabajadores más desprotegidos.

Son algunas medidas referidas la clase obrera y campesina, a empleados y subempleados, las que entre otras han causado mayor polémica y oposición de un sector del empresariado. Por hoy dejemos pendientes los puntos de vista de quienes pretenden medidas más radicales hacia la izquierda y repasemos brevemente lo que tiene que ver con los trabajadores remunerados.

La reforma laboral que establece, entre otras medidas, una efectiva democracia sindical y la rendición de cuentas; la regulación del subcontratismo (outsourcing) y el semicontratismo; las pensiones y un mayor incremento del salario mínimo, son algunas de las cuestiones que han puesto a un grupo empresarial contra AMLO.

Para decirlo más claramente: son los pretextos que un segmento reacio a las reformas que mejoren la calidad de vida de los asalariados (que además son los consumidores masivos)  que confirman su rechazo al proyecto de López Obrador. No pocas veces disfrazándolo como rechazo a la persona, al “estilo”, al “modito”.

 

VAYAMOS a lo importante en el caso que nos ocupa. México tiene una población en edad (oficial) de trabajar de unas 88 millones de personas; la económicamente activa varía de acuerdo a la tasa de empleo, pero tomemos la cifra previa a la actual crisis: poco más de 57 millones en alguna ocupación remunerada, formal o informal. Es a este universo al que de manera directa o indirecta le impactan las medidas en el terreno laboral.

Una de las polémicas en curso es la desatada por el anuncio de un incremento del 15 por ciento al salario mínimo para los trabajadores en el 2021. Cuando apenas iniciaba su mandato, en 2018, al presidente López Obrador le correspondió conducir un ajuste que aumentaba en 16 por ciento el ingreso básico y en el 2019 fue de 20 por ciento. Existe una enorme diferencia con el 3.9 por ciento que se autorizó para el último año del gobierno de Enrique Peña Nieto. De hecho, la media de los llamados gobiernos neoliberales en este siglo fue de menos del 5 por ciento, con la consiguiente pérdida progresiva de la capacidad adquisitiva.

Desde que se establecieron los primeros “pactos económicos” en el gobierno de Miguel de la Madrid –el primero claramente tecnócrata y por tanto neoliberal-, se aplicó en México un tope salarial con el argumento de que un aumento en el pago del trabajo tenía como resultado una mayor inflación. Adelgazaron los ingresos de los asalariados pero no bajaron los precios, por el contrario.

En 2018, estudiosos de la Facultad de Economía de la UNAM documentaron una pérdida de hasta el 80 por ciento en el poder adquisitivo de los trabajadores durante los últimos 30 años. Esto quiere decir, explicó el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM), que antes el salario mínimo alcanzaba para comer y un poco más; que en 1987 con cinco horas de trabajo se podía adquirir la canasta básica, pero en octubre de 2017 eran necesarias 24 horas con 31 minutos. No alcanzaba el día; el tiempo del asalariado se abarató de manera brutal.

Entre los compromisos históricos de López Obrador está la recuperación paulatina del salario y por lo tanto del poder adquisitivo. De acuerdo a esta lógica, mientras mejor ingreso tenga la mayoría (en el camino se sacrificará los sueldos de un segmento), más se fortalecerá el mercado interno.

Obviamente los representantes del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) se manifestaron en contra por considerar que tales aumentos elevarían el precio de los productos, habría mayor inflación... y provocaría mayor desempleo. López Obrador argumentó que ni el 16 por ciento del 2019, ni el 20 por ciento del 2020 (un acumulado del 36 por ciento) desataron mayores niveles de inflación.

Conforme a los aumentos anunciados para 2019, 2020 y 2021, el acumulado para el salario mínimo general sería de 51 por ciento; lo que en otros tiempos llevó más de una década.

 

AL MARGEN

 

EL PRESIDENTE López Obrador estará hoy en Tabasco en una escala de su visita a Chiapas y a Veracruz. En la entidad se reparten 2 mil millones de pesos para 200 mil hogares censados; otro tanto, se destinará a los 200 mil refrigeradores y 200 mil estufas que entregará por medio del Ejército. Lo urgente no debe dejar a un lado lo importante, como lo han señalado especialistas en hidráulica, dinámica de suelos, planificación, entre otros, ya que la verdadera acción trascendente debe ser el plan integral del manejo de la cuenca, aguas y territorio.

El doctor Emmanuel  Munguía Balvanera y un equipo de investigadores realizó un estudio comparativo de los planes de agua en el mundo, para evaluar lo que mejor se adapte a Tabasco; el doctor Firdaus Jhabvala ha puesto énfasis en “una solución permanente a un problema permanente”, así como la necesidad de un centro de estudios de alto nivel de la gestión del delta del Golfo. El propio López Obrador planteó un programa de viviendas que seguramente irá acompañado de un análisis de vulnerabilidad y seguridad territorial. Es la oportunidad histórica de salvar a Tabasco de un riesgo constante y costoso.