Salomón, sí

Salomón, sí

Tengo una larga relación de amistad con la familia Chertorivsky/Woldenberg y con su hijo Salomón, al que vi crecer física, moral, intelectual y profesionalmente, desde que era un muchacho.

El afecto me obliga, pero no alcanzaría para emitir este voto público a favor de Salomón si no lo hubiera visto crecer también estas semanas como un extraordinario candidato a gobernar Ciudad de México.

No incluyo en esta preferencia negación alguna para el valor de sus competidores, Alejandra Barrales, artífice de la coalición Por México al Frente, y Armando Ahued, un comprometido secretario de salud del Gobierno capitalino.

Digo solo que Salomón es un candidato extraordinario, que une la experiencia a la juventud, la pasión política a la eficacia administrativa y la ambición de gobernar esta ciudad a un serio conocimiento de sus problemas y sus soluciones.

Su solvencia en la materia pudimos constatarla hace un par de semanas, los ciudadanos, periodistas, empresarios, escritores, que acudimos a un desayuno en la Casa Lamm para interrogar a Salomón sobre su proyecto.

Durante dos horas lo oímos hablar de transporte, seguridad, corrupción, agua, infraestructura, conectividad, mariguana, salarios, medio ambiente, vivienda y el carácter global de Ciudad de México.

Conforme iba diciendo lo que había que hacer, yo iba sumando dinero en mi cabeza, de modo que al final le pregunté cuáles eran sus tres prioridades y de dónde iba a sacar el dinero para cumplirlas.

No me dijo tres prioridades, sino dos, agua y transporte: reducir a cero la fuga de agua de la ciudad (se pierde 40% en las grietas de la red) y multiplicar el transporte público en todas sus vertientes, empezando por el Metro.

Luego dijo cuánto iba a costar lo que proponía y de dónde iba a sacarlo. Costaría 20 mil millones cada año, que serían financiados reordenando el presupuesto, contratando deuda para invertir en infraestructura y aprovechando los fondos disponibles en el mundo para problemas globales: agua, medio ambiente, salud, infraestructura.

Me pareció un candidato de a de veras. Aquí, mi voto por él: Salomón sí.