Selva Tabasqueña

"Hombre de la alternancia"

El anhelo de gobernar esta incubado en muchos personajes que a diario se mueven en el quehacer de la política; escuchamos que al llegar todos confiesan que es el cumplimiento de un sueño, de aquello para lo que se prepararon, la consecución de un propósito profesional y sobre todo de una honra y restitución a su bendita tierra.

En las plazas públicas, en el caminar en la colonias, villas, comunidades y en los foros delinean su diagnóstico, su visión y desdoblan “sus cómo y con que” harían lo mejor para sacar a la gente del atraso, la pobreza y la marginación en que viven; con la boca arreglan carreteras, construyen puentes, hospitales, escuelas, crean miles de empleos, reparten becas, insumos, cambian el entorno y acaban con los atropellos, imparten justicia y gracia, construyen pues, con el poder de la verba un mundo feliz; lo canijo lo encuentran al descubrir que eso de gobernar no es nada fácil, que para aquello para lo que se prepararon toda la vida en ocasiones no es suficiente, y es que los gobernantes se acompañan de un equipo que muchas veces no es el mejor, pero que es lo que hay (ya sea por cumplir con los compromisos en la campaña o por pagar lealtades y el aguante de los años de lucha), cuadros que requieren de curva de aprendizaje, de “aclimatarse” en el puesto, de agarrarle el hilo, para poder dar resultados contundentes.

Un gobernante entonces se resume a los logros o fracasos de una gestión encabezada, y es el “riesgo” que asume al rendir protesta para ejercer el periodo que la voluntad popular le encomendó, así de simple y claro.

Arturo Núñez Jiménez está en la recta final de una gestión que incubo anhelos, promesas, esperanzas y alegrías, le toco el honroso peldaño de “hombre de la alternancia”; en su figura se recargaron miles de tabasqueños que por años lucharon contra el régimen y el partido hegemónico, fue el depositario de la voluntad mayoritaria de un Tabasco lacerado por malos gobiernos, por pésimos funcionarios, por el dispendio grotesco que dilapido bonanzas, booms y liderazgos e ideas, por ello no se debe negar que el peso y responsabilidad fue enorme y siendo realistas hasta con tintes de imposible.

En su condición de estudioso de la política y las sociedades, entendió muy pronto que se sexenio iría en todo momento cuesta arriba y que la premisa no era el rescate, sino la consolidación, y muchos aseguran con razón que el entorno no lo permitió, pero muy a pesar de todo lo que la realidad plasma como negativo, de no haber actuado con responsabilidad en el manejo de las finanzas estatales hoy la entidad estaría “verdaderamente” derrumbada; a su gestión la acuchillaron los recortes, la caída de los petrolíferos, la violencia generalizada, y en algunos casos, la inexperiencia de varios de su “circulo interior”; el gobernador Núñez está a más de un mes de cumplir con su sexto y último informe de gobierno, sin duda será uno de los más sensibles, donde ofrezca un diagnostico concreto de su actuar en estos ya casi seis años, será la oportunidad de escuchar el adiós de (en cuanto a la gestión pública) de una de las voces más letradas y formadas en las brasas de la política mexicana, que se encontró de frente con la dificilísima tarea de gobernar.

Zarpazo. 02 de Octubre que nunca se olvide; a 50 años la llama estudiantil sigue viva y detona inercias que se espera sean positivas y abonen a la compactación de un México más justo, incluyente e igualitario.