SELVA TABASQUEÑA

Por la Permanencia

“Hoy México es muy diferente, entre otras razones gracias a la lucha del PRD en 30 años”, lo dice correctamente claro don Carlos Navarrete, un intelectual de esa izquierda que desde 1989 no descanso en la lucha social y política para trasformar al país en una nación incluyente, democrática, progresista y nacional, una visión e consonancia con lo que matiza Doña Amalia García al decir que el PRD “…fue un partido formidable que abrió camino a la democracia, el respeto a los derechos humanos, de las mujeres –el primero que estableció las cuotas de género–, de la comunidad LGBT y de los pueblos indios…”, aseveraciones esbozadas y proyectadas al periodista Álvaro Delgado para la publicación en la revista de difusión nacional.

Hoy podemos decir que hacia el interior del Sol azteca quedan muy pocos o casi nada de aquellos sufridos triunfos, de aquellos admirables esfuerzos, de aquellas largas y sensibles luchas, de aquellos hombres y mujeres leales; el Partido de la Revolución Democrática acude a la cita más importante aún por encima de la que representó el reto de su creación, y es, la de su permanencia, la de su refundación, más aún la de subsistencia. Y es que la madurez que tres décadas de formación deberían infundir, hoy parecieran ser una etapa de “ambivalencia” que encontró su culmen con su abdicación hacia la derecha panista y el Anayismo, ante la imposibilidad de confluir ideológica y armónicamente con la Izquierda aventajada del Lopezobradorismo, situación que ampliamente sabemos le representó la obtención del peor resultado electoral al obtener solo el 5.5% de los votos en la elección presidencial; hoy siguen confundidos en el sentido de que si deben tomar la ruta de la crítica y debate unidimensional al régimen que imperará, o si deben fortalecer su sistema tribal impulsado por las corrientes diversas, desde el que cada quien con su poder social intente “minar” al régimen, para así ganar adeptos electorales que les permitan ser competitivos en las urnas del 21;  pues, un verdadero dilema existencial.

Lo cierto es que dadas las “condiciones” en que se encuentran con respecto a su salud político-social, en nada ayuda que sus congresos nacionales exhiban la “rijosidad” y desesperación. Y que peor aún que en la búsqueda de acuerdos para la conducción y planeación partidaria de cara al futuro, terminen con sillas y mesas volando por los cielos.

No habrá un mejor contrapeso para el gobierno próximo, que aquel que puedan amalgamar las “figuras” y los actores que bien conocen el actuar de un hombre con el que caminaron por años, porque sin duda las circunstancias, acciones u omisiones del nuevo gobernante, en cualquier momento les harán confluir en el debate por la inacabada transformación.

El PRD y sus tribus deberán entender (y se espera sea de inmediato) que su importante función como partido nacional deberá centrarse más en el enriquecimiento del debate, del aporte de ideas y de vigilancia institucional, antes y por encima de privilegiar el reparto de cuotas, de candidaturas y de dirigencias; en función de que tan bien hagan lo primero, lo segundo, seguro vendrá por añadidura. No hacerlo muy probablemente le significará el sepulcro

Zarpazo. ¿Por qué cerrar con polémica en la asignación de FIAT notarial? ¿se repetirá la historia?