Sobre la construcción de ciudadanía: contexto cultural, criterio, discernimiento y bien común

Educación ciudadana y educación general: civismo, puente necesario

NO EXISTE la palabra ciudadanología, neologismo a proponer para comprender la lógica ciudadana, o la ciencia de la ciudadanía. En el plano social, cada individuo puede responder esta pregunta: ¿cómo ser útil a los demás? La construcción de ciudadanía debería ser prioridad ética y estratégica en cualquier sociedad.

En varias ocasiones, mañanera mediante, el Presidente Andrés Manuel López Obrador lamentó que la materia de Civismo desapareciera de la educación primaria y secundaria. ¿Qué es civismo? Comportamiento respetuoso del ciudadano con las normas de convivencia pública. Explica una obra de consulta pedagógica: "el civismo se basa en el respeto hacia las otras personas de la comunidad y hacia las cosas compartidas. La palabra civismo proviene del latín civis, que significa ciudadano". Hay normas de convivencia pública que debemos respetar y existen cosas compartidas como grupo de personas, no para el disfrute individual.   

CREPÚSCULO DEL CIVISMO

LA SOCIEDAD de consumo cambió los parámetros de civismo y ciudadanía. Hoy los individuos/ciudadanos aprenden a consumir y viven de prisa, sin espacios para meditar, sin lentitud y silencio. El ruido de fondo es ambiente/invitación al consumo. El ciudadano deviene consumidor a destajo, sustituye al ciudadano discernidor de dilemas en pro del bien común. En este sentido, es fundamental la pregunta: ¿quién gobierna y tiene el poder? Algunos sociólogos ilustres (Noam Chomsky, Clifford Gertz, Michel Foucault) plantean que el poder no sólo controla y reprime: brinda placer y entretenimiento. No es casualidad que el ciudadano moderno tenga perfil de consumidor. Es una plusvalía ideológica, estableció Ludovico Silva: no sólo controlan el producto del trabajo sino el consumo y las conductas.   

Si se trata de poder político, gobierna quien domina en las urnas. Si se trata de cultura, gobierna a la larga quien educa y forma mentalidades. En este sentido, por el auge consumista del siglo XXI, sobre todo en niños y jóvenes, el capitalismo se impone en el plano cultural, con diversas consecuencias negativas para la sociedad y gobiernos en occidente. La principal: ausencia de una ciudadanía moderada en sus hábitos, responsable en sus actos y discernidora frente a los dilemas comunitarios.

El libre mercado no forma ciudadanos libres y responsables. O más bien: no interesa a las grandes firmas transnacionales la construcción de ciudadanía. El consumo, que tiene elementos de importancia cultural, se vale de los deseos humanos para forjar negocios con ganancias gigantescas. ¿Cómo eliminar la mediación del dinero en la sociedad de consumo? Los ciudadanos, de diferentes maneras, aprenden que el dinero define las oportunidades de ascenso social. Y que más allá del dinero sólo hay ilusiones. Millones de personas en el mundo, sin tener dinero sueñan con tenerlo para así –dicta el libre mercado- resolver sus problemas existenciales. ¿Así se construye el bien común?              

RETORNO A LOS CLÁSICOS

"EL PROPÓSITO de la educación es enseñar a las personas a reconocer la ambición en todas sus formas para que puedan proteger sus libertades". Thomas Jefferson (1774). Para detectar ambiciones mal habidas, se requiere criterio que pasa por la formación educativa; para proteger nuestras libertades, se requiere valor y voluntad ética.

Sobre la construcción de una ciudadanía sesgada, un ejemplo en Italia (1997, Umberto Eco): "Desde mucho antes, la prensa, para atraer al público de la televisión, impuso la pantalla como espacio político privilegiado, dando excesiva publicidad al propio competidor natural. Los políticos sacaron las debidas consecuencias: eligieron la televisión, adoptaron su lenguaje y sus maneras, seguros de que sólo así iban a recibir también la atención de la prensa". Aquí se describe a la prensa en busca de las audiencias de televisión y un efecto/deseo de rebote en los políticos (siglo XX), y quizás también sucede a propósito de la televisión, los políticos y las redes sociales (siglo XXI):  la televisión adopta ´maneras´ que gustan en las redes, y el político mira más hacia X (antes twitter) y Tik Tok. La consecuencia es que el lenguaje político se abarata y no se construye ciudadanía.          

  

RESPONSABILIDAD CIUDADANA

LO QUE AFECTA a los políticos, también afecta a los llamados líderes de opinión, sean periodistas, analistas, comentaristas o personajes de las élites que se acercan al campo de la política. Hay degradación del lenguaje que es ausencia de argumentos. Veamos tres ejemplos.    

1) Cuando Ricardo Salinas Pliego habla de "los gobiernícolas", a propósito de AMLO y el gobierno de la 4T, ¿construye ciudadanía?, es decir, ¿mejora las percepciones ciudadanas sobre cómo expresar una crítica válida? No parece que sea el caso.  

2) Cuando Héctor Aguilar Camín habla de que "a veces necesitamos los apapachos del gobierno", ¿construye ciudadanía? No, porque la reflexión señala una simulación histórica: "a veces", significa que hay de cuando en cuando apapachos debajo de la mesa para mandarines culturales.      

3) Cuando Carlos Loret de Mola define a AMLO como "violador electoral serial", ¿construye ciudadanía? No, pues lo mediático visceral genera en espejo un efecto de crítica sin argumentos.

AL MARGEN

PARTE de la construcción de ciudadanía es acudir a las urnas, participar en la democracia formal y en la democracia diaria.

 ( vmsamano@hotmail.com)