¿Son los científicos una sociedad anónima?

La divulgación del quehacer científico es importante. Desde temprana edad se tiene que aprender a despertar su interés dentro y fuera del aula

La ciencia por naturaleza representa para la gran mayoría una especie de poco interés. Casi nadie se casa con ella. En ocasiones pasa desapercibida. ¿Cómo acercarla entonces a los públicos?

¿Cómo hacerle con la astrofísica, las matemáticas, la química o la antropología?, ¿cómo viven las moscas?, ¿por qué son importantes las abejas para vida? ¿En qué lenguaje presentárselo a los jóvenes?

La divulgación del quehacer científico es importante. Desde temprana edad se tiene que aprender a despertar su interés dentro y fuera del aula. ¿Es una necesidad social? Sí, y también un compromiso.

Los científicos tienen, pues, un gran reto: hacer inteligibles y accesibles los resultados de sus trabajos e implicarse directamente en su acercamiento al gran público.

Para el doctor de la División Académica de Ciencias Biológicas, Lenin Arias, la ciencia es parte de la vida propia. Sin embargo, hoy pasa a un segundo plano, porque su enfoque significa demasiada inversión.

“En las prepas o secundarias, por ejemplo, algunos profesores recién egresados implementan la ciencia en el aula, pero se encuentran con problemas serios, por los costos que implica adquirir un reactivo, y además que pasan a ser una seria competencia con otros maestros”.

Por su experiencia falta divulgación, y señala que no puede ser que muchas editoriales en el mundo estén cobrando por publicarle a un investigador, y lo mismo sucede en México.

Las editoriales deben hacer un esfuerzo en ese sentido, y ampliar su oferta de libros de divulgación científica y, de modo especial, cuidar más la elaboración de los de textos.

En Europa -apunta- se lanzó una iniciativa para que sea al contrario, que las publicaciones sean pagadas a quien las escribe.

En Japón los profesores universitarios reciben un apoyo directo, derivado de los impuestos que pagan las empresas, lo que se convirtió en una obligación de ese gobierno, teniendo como resultado más invenciones en los diferentes rubros, y por ende el científico deja de ser anónimo.

Al cuestionársele sobre si ser científico es redituable, de inmediato responde que no. “A menos que tengas un cargo administrativo, en caso contrario es lamentable, porque se tiene que invertir para las investigaciones”.

“Lo que se busca es que la ciencia no sea un negocio, donde en las áreas correspondientes que validan un proyecto, solo pasen el filtro quienes tienen algún padrinaje”, indica.

Para muchos investigadores sus proyectos son difíciles de mantener, por lo que tienen que moverse para encontrar patrocinadores. Podría decirse que la suerte está en el aire.

En el tema que nos ocupa es prioritario mejorar la formación científico-tecnológica de los jóvenes, con independencia de cuáles sean sus inquietudes y orientaciones de cara al futuro. Del mismo modo que cualquier estudiante de secundaria estudia humanidades, también debe iniciarse en el conocimiento científico.

Se tiene que lograr esa conexión. Requiere un esfuerzo, mayor talento y educación, y tal vez nuevos planes de estudios.

La ciencia seguirá teniendo su importancia, y los científicos deberán salir del anonimato.

PARÉNTESIS

El coronavirus sigue con más fuerza. En China hay alarma. El número de muertos subió a 31. Las autoridades en México no descartan que entre el virus al país, por lo que ya preparan acciones para enfrentarlo. Esta epidemia es un recordatorio de la fragilidad de las fronteras. Ya nada nos es ajeno. (kundera_w@hotmail.com)