Su 'talón de aquiles'

Si alguien tiene claro la situación y el comportamiento que ha tenido el desarrollo de los contagios de la COVID-19 en el estado es el gobernador Adán Augusto López Hernández

Si alguien tiene claro la situación y el comportamiento que ha tenido el desarrollo de los contagios de la COVID-19 en el estado es el gobernador Adán Augusto López Hernández, incluso vivió la experiencia en carne propia. Si alguien tiene datos a la mano sobre la actual situación financiera de la administración estatal, si alguien tiene diariamente el inventario actualizado de los equipos, la disposición de personal médico y si alguien tiene la facultad de ejercer, donde se ocupe los recursos disponibles es el titular del ejecutivo.

Ya decíamos en la entrega pasada que las disposiciones extraordinarias que se han dado en las últimas semanas sobre la movilidad, la actividad comercial y la convivencia diaria de los tabasqueños han tenido sin duda alguna justificación lamentablemente bien ganada; muchos días hemos mantenido el preocupante e irresponsable cuarto lugar nacional en el número de contagios y si la medición la hacemos por cada 100 mil habitantes somos los campeones, algo que sin duda da cuenta de la particular forma de ser del choco. Esto sin duda deberá servir para en algún momento también empujar en los corrillos, en los debates públicos y en las discusiones cotidianas del ciudadano de a pie, acerca de la urgente necesidad de una reforma social, no podemos seguir en la ruta individualista, terca e irresponsable.

En el terreno técnico, se debe decir que el muy socorrido nuevo Star Rock de la 4T, el Dr. Hugo López Gatell ha venido también aprendiendo de la pandemia, se ha sumado pues a la larga lista de actores contra la COVID-19, que han vivido y proyectado el típico binomio “prueba-error”, en espera de que en la mayor magnitud las decisiones implementadas sean efectivas y adecuadas, por ello en la lluvia de datos y explicaciones de don Hugo, se llegó a proyectar el día (25 de abril) del pico en contagios y que de allí vendría un patrón de descenso, por ello es que pomposamente hace unos días anuncio que Villahermosa (el municipio con mas contagios en la entidad) ya presentaba señales claras del declive de la epidemia, algo que la ocupación hospitalaria del sector salud local parece contrastar, así como el pronostico de lamentables fallecimientos que ya rompió la barrera de lo también pronosticado por la doctora Roldan.

Nadie debe dudar que existe un interés superior en la visión del Ejecutivo estatal, y sin duda se debe sintetizar en la defensa de la vida y bienestar de los tabasqueños, por ello con medidas reforzadas de “contención” y las de apoyo a los más vulnerables, intenta cohesionar esfuerzos para hacer una realidad palpable eso de “aplanar la curva”. Como parte de la gran responsabilidad de gobernar en tiempos del COVID-19, es importante que en esta fase y de aquí en adelante se deje de “administrar” la tragedia, por ello el llamado determinante de no bajar la guardia por parte del Gobernador López Hernández, se debe de tomar como una nueva oportunidad para que sociedad y gobierno unan esfuerzos para vencer a este virus que ha dinamitado y en mucho nuestro día a día, nuestra economía y nuestra convivencia, por ello sin regateos, con responsabilidad, con amor a Tabasco y a su gente sumémonos, “Hagamos Juntos un nuevo esfuerzo”, será sin duda una acción responsable que agradeceremos por siempre.

Zarpazo. Todo parece indicar que la 4T si cree en la militarización, ello claro, nos explican, desde un punto de vista integral e institucional donde se permita al “pueblo uniformado” ser un actor importante de la vida nacional, ello con el total apego a un andamiaje jurídico que tiene como columna vertebral el respeto irrestricto a los derechos humanos y a la colaboración fraterna y patriótica, es pues que en la visión del ejecutivo federal no es posible concebir a las gloriosas fuerzas armadas como un instrumento bélico o de fuerza grosera del Estado; por ello los militares lo mismo hacen aeropuertos, despliegan el exitosísimo y noble Plan DN III, asisten y participan con su prestigioso cuerpo médico en la pandemia, le entran al monstruo de mil cabezas que existe en las aduanas, así como, siempre sí serán fundamentales en las tareas de seguridad pública. El regreso de las fuerzas armadas a las calles es el termómetro de cómo está arraigada y especializada la delincuencia organizada, la estrategia del gobierno federal de combatir con una Guardia Nacional de nueva creación, no ha dado los resultados esperados ante un crimen organizado y equipado con años de experiencia. Sin ser un experto en temas de seguridad es muy fácil ver como las instituciones sólidas como nuestra reconocidas, experimentadas fuerzas armada serán una vez más quienes enfrenten este tema tan complejo que es más letal que la pandemia del COVID-19. Y lo peor es que no hay ni habrá la vacuna contra la delincuencia para contrarrestarla ni eliminarla por la vía científica. Tiene razón el senador Monreal en llamar a la confianza en nuestras fuerzas armadas, y también tienen razón los críticos en alzar la voz y poner en le debate que la colaboración de estas deberá ser cuidadosa y tendiente siempre a la consecución del bienestar colectivo, las llamadas de atención y alerta nunca sobran…