Suites de lujo o salas de espera de tercera clase

Suites de lujo o salas de espera de tercera clase

Ese llamado del Órgano Superior de Fiscalización a cuatro alcaldes a aclarar sus cuentas es un brindis al sol, una raya en el agua. Mientras que en Tabasco no se respete la ley y paguen sus culpas los presidentes municipales que las tengan, por el inescrupuloso manejo del dinero público, la democracia no estará asentada en nuestro estado. No puede haber democracia con incumplimiento sistemático de las leyes, ni con corrupción alimentada por la impunidad. Sólo queda esperar el aparente parte de guerra del Fiscal donde el primer cadáver será, como siempre, la verdad. Aunque meten la mano hasta el codo, no es fácil descubrir por sus huellas digitales a los ladrones de guante blanco. Están amparados por cómplices de conciencia negra. Por fin hemos entendido a Immanuel Kant, aquel ‘ Tartarín de Königsberg’ que, con un puño en la mejilla, logró entenderlo todo. Ahora que a la mayoría de los que opinamos sobre la vida en los periódicos les retratan también con una mano en el pópulo, como sumidos en altísimas trifulcas intelectuales, quizá no fuera inoportuno recordar que todas, aunque su escala sea diversa, son idénticas en esencia: el único problema, que alivia a todos los demás, cuando no los resuelve, es el del dinero. El maldito parné, que dicen las coplas y repiten los chuletas. Tabasco no tiene ni un peso partido por la mitad y tiene muchos problemas que se arreglarían teniendo algo de sencillo suelto. Si todo va muy mal es porque el poco que queda se lo llevan siempre los mismos, aunque tengan distintos collares sus ávidas jaurías. ¿Cómo se puede tener el atrevimiento de querer ser candidato para solucionar las cosas que cuando están en tus manos las enredas más o las ignoras? ¿Cómo pueden coexistir los que creen que todo va mejor y los que aseguran que las cosas siguen yendo fatal? El error de apreciación no está en la mirada, sino en la perspectiva y no depende del oftalmólogo, sino del de la ventanilla del banco. El gran problema es la diferencia, que se está ahondando tanto que puede convertirse en una fosa común. La cosa está grave en Tabasco y no nos preguntamos sólo en qué estado vivimos, sino si es habitable el que nos hospeda. O hay suites de lujo o salas de espera de tercera clase.