OPINIÓN

Tabasco: agua y mito
02/10/2025

De los elementos fascinantes de Tabasco

Tenemos notable cantidad, uno de ellos es el agua. El agua alimenta, cubre, ampara, y nutre y define por completo nuestra personalidad geográfica. Verdades de Perogrullo útiles de repetir, dado que, la nueva sociedad que habita Tabasco lo sabe pero no lo asume, y considera que el agua es un recurso infinito, cuando es un recurso limitado, aunque Tabasco sea un delta. Es bueno recordar: "un delta fluvial es una formación terrestre triangular o de abanico que se crea en la desembocadura de un río donde este se une a un mar o un lago, gracias a la acumulación de sedimentos transportados y depositados por la corriente de un río o de varios ríos."

Otra de las cosas fascinantes de Tabasco es su feracidad, y tal virtud, proviene del agua y de esos sedimentos que hacen que el territorio que habitamos sea un prodigio de abundancia para los frutos de la tierra. La agricultura es una de las vocaciones naturales de Tabasco pero desde finales de los años 70 del siglo pasado se abandonó el campo por el petróleo. No está de más recordar que es feracidad: "Proviene del adjetivo feraz que quiere decir fértil, copioso de frutos".

Eso era el Tabasco de mi infancia, los años 60: un lugar que comenzaba a salir de un aislamiento ancestral, copioso de frutos, y que vivía y sobrevivía con sus propios recursos; por lo tanto era un espacio de creación en el que se ejercía la creatividad rústica y útil. Fui afortunado que alcancé, al menos, 10 años del Tabasco auténtico o como me dijo un choco con cierta sensibilidad: el Tabasco-amigo. Mi infancia trascurrió en Villahermosa;  era todavía un Macondo que como todas las sociedades tropicales se movía entre lo dulce y lo amargo; el sabor agridulce de los macondos solo los conocemos quienes nacimos en los trópicos densos y oscuros por tanta luz.

Mi motivación para escribir y estudiar el fenómeno del agua nació hace relativamente poco, y vino por la política, pues como tabasqueño no le prestaba la atención debida: el agua ha estado siempre a mi lado, y por tendencia natural lo obvio se muestra oculto. Después del petróleo, que es hasta ahora la gran tragedia histórica y sociológica en todos los aspectos de Tabasco, me interesa que no sigan destruyendo nuestra casa. Tabasco es nuestra casa...y siempre lo será. No tenemos otra. Y el agua y su presencia definen en totalidad  lo que somos.

Hace poco tiempo leí una declarativa de políticos nativos que con ligereza proponían "exportar" agua de los ríos de Tabasco hacia el Norte del país, en el cual se vive una sequía primigenia que proviene de condiciones geográficas irreversibles sumadas a la contaminación. No me preocupé: me horroricé, porque las ciudades e industrias del Norte necesitan agua para vivir y trabajar, y no la tienen. Me gusta escribir con precisión y la mayor objetividad posible: no conozco el Norte en persona, leo las notas y veo noticias sobre la sequía en aquel territorio; sé por ellas que la escasez del líquido es muy grave.

Pero el mito del agua eterna de Tabasco es tal: mito significa en ciencias sociales: "Lugar, persona o cosa a la que se le atribuyen  cualidades o excelencias que no tiene";  y el agua de Tabasco según la fría cifra estadística es un 35%;  pero no se aclara que mucha de esa agua ya está contaminada, sobre todo, por los desechos de la industria petrolera; cierto, tenemos el río más caudaloso del país, el Usumacinta, que es una maravilla, -lo navegué en época de creciente rumbo a la ciudad maya de Yaxchilán- y, perdón por el lugar común, su cauce es impresionante;  sobrevive pese a la devastación parte del sistema lagunar del original sistema del territorio prehispánico. Este sistema está estudiado de manera profunda en el clásico Las tierras bajas de Tabasco en el sureste de México de Robert C. West. N.P. Psuty y B.G. Thom. Recuerdo que fue publicado en reedición en la Biblioteca Básica Tabasqueña en 1987, durante el gobierno de Enrique González Pedrero; no tengo el dato quién lo publicó originalmente en Tabasco, pues me parece hubo una edición anterior.

La creencia equivocada que el agua de Tabasco está disponible o lista para su uso forma parte del imaginario tropical y no de la realidad social ni geográfica ni técnica de nuestra realidad. La verdad real es que la mayor parte del agua pasa por el territorio y desemboca en el Golfo de México: el dato que tengo a la mano dice que el delta Grijalva-Usumacinta vierte 5,250 metros cúbicos por segundo al mar. Si el agua vertida al mar es posible utilizarla o no, merece una respuesta muy técnica de los ingenieros hidráulicos.

En su cada vez más consultado libro sobre el tema, EL AGUA, el Dr. Manuel Guerrero Legarreta nos dice a manera de cierre: "El panorama a principios del siglo XXI sobre la disponibilidad del agua que sea utilizable para las actividades del hombre es más bien sombrío, tanto a nivel de cada nación como en el planeta en general."







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