Tabasco, alternativa al neoliberalismo; EGP, su generación y su compromiso

*En 1983 intento de un modelo distinto al de los tecnócratas *La mano Carlos Salinas: contra los ideólogos de la RevMex *Un proyecto para analizar y rescatar, brújula del futuro

UN HECHO aún no valorado en su dimensión histórica es lo realizado en Tabasco durante los cinco años que gobernó Enrique González Pedrero, precisamente cuando en el país se iniciaba la aplicación de un modelo contrario al proyecto de la Revolución Mexicana, anoté ayer en este espacio y es un juicio en el que veo coincidir, entre otros, a los investigadores universitarios Rodolfo Uribe, Cirilo Antonio y Raymundo Vázquez Soberano, así como Emilio de Ygartua.

Le decía que fue con Miguel de la Madrid (1982-1988) cuando se oficializó el gobierno de la tecnocracia que luego con Carlos Salinas sería conocido como “neoliberalismo”; así, mientras el nuevo poder federal se empeñaba achicar el Estado para darle más fuerza al mercado (de unos cuantos), en Tabasco comenzó un experimento que sólo duraría cinco años. Observo que fue el propio Salinas de Gortari aliado a Carlos Hank González (Grupo Atlacomulco), quien se encargó de frustrar lo que en mi colaboración de ayer me atreví a calificar de “corta primavera de resistencia contra el neoliberalismo”, o de alternativa a la tecnocracia.

El diálogo con diversos lectores recordamos que si bien De la Madrid “dejó hacer” a González Pedrero, en cuanto el jefe de los neoliberales Carlos Salinas fue destapado candidato a la Presidencia invitó al entonces gobernador tabasqueño para ser el ideólogo de su campaña. Una operación quirúrgica que primero sacó a EGP de Tabasco, luego implantó un gobierno regresivo (Salvador Neme-Manuel Gurría), desmanteló aquel proyecto y finalmente envió al autor de “La riqueza de la pobreza”, fuera del país.

LA SOCIALDEMOCRACIA MEXICANA

OTROS lectores señalan que el de González Pedrero fue de luces y sombras. Es el poder. En estos comentarios me interesa tratar de explicarme –y compartir con ustedes-, qué había de histórico y qué de aprovechable en estos tiempos de aquel sueño de la socialdemocracia mexicana.

Referí un poco el contexto en el que se dio el gobierno de EGP ante la presidencia de  De la Madrid. Le comento ahora que cuando me refiero a quien despachó el La Quinta Grijalva y en Plaza de Armas no hablo de un solo hombre, sino del representante de una generación (la de Medio Siglo), que había crecido con los ideales de la Revolución Mexicana y a la vez con una concepción cosmopolita; distinta de lo que incubó en los tecnócratas embriagados con la globalización. Los primeros, con la vista en las mejores tradiciones de Europa; los segundos, con un pie en Estados Unidos cumpliendo la recomendación de Robert Lansing: no invadir México, controlar a un solo hombre, el presidente.

En esta circunstancia, González Pedrero hizo lo que le históricamente le tocaba: cumplir el compromiso de su generación.

No podemos ignorar, por ejemplo que además de militante del PRI y en el ala progresista de un grupo de intelectuales, González Pedrero junto a líderes sociales como Heriberto Jara, Adelina Cendejas, Clementina Bassols Batalla y Rubén Jaramillo, participó en la fundación del Movimiento de Liberación Nacional (MLN, 1961), donde también se contaron quienes en 1968 serían líderes en el movimiento estudiantil: Elí de Gortari y Heberto Castillo.

Esa organización (el MLN), simpatizante de la Revolución Cubana, era encabezada por el general Lázaro Cárdenas y en ella participaba su hijo Cuauhtémoc Cárdenas, quien tiempo después –entre 1987 y 1988- sería protagonista de la ruptura en el PRI y abanderado del Frente Democrático Nacional.

PRIMEROS PASOS

TAMBIÉN viene a la memoria que el actual presidente Andrés Manuel López Obrador fue el primer candidato a la gubernatura de Tabasco por el FDN en 1988 y que años antes había colaborado brevemente con González Pedrero. Diferencias coyunturales los distanciaron un tiempo, pero el ahora Presidente reconoce a EGP como “amigo y maestro”. También “paisano nuestro, un hombre excepcional”.

Cuando “el sistema” –como se llamaba al conjunto de intereses y mecanismos con las siglas del PRI-, decide hacer a González Pedrero, resultaban ya evidentes las tensiones entre una corriente nacionalista (algunas con aspiraciones cosmopolitas), y un sector tecnócrata-neoliberal. A la Presidencia de la República es impulsado el primer neoliberal y a la gubernatura de Tabasco un representante de la otra ala tricolor.

Mientras en el centro del país se dictaban normas como el adelgazamiento del aparato de Estado por la vía del despido de personal y la descentralización de las dependencias, así como el cierre o venta de empresas paraestatales (una privatización presentada como “desincorporación”), los topes salariales y los “pactos económicos”, en Tabasco –aprovechando su influencia con De la Madrid-, el gobernador González Pedrero recorría un camino distinto: fortalecimiento del sector público, creación de nuevas instituciones y empresas con participación estatal o mixta, impulso decidido a la organización social y a la cultura, y hasta la “consulta a las bases” en la selección de candidatos del tricolor.

En varias ocasiones junto a otro grupo de amigos suyos, conversé con González Pedrero sobre un tema que distinguía su concepto de la política: integración o integridad. Así, por ejemplo, los puentes y caminos fueron no sólo una obra física de comunicación sino una herramienta para integrar pueblos; también la cultura formó parte de esta dinámica y en la que Julieta Campos, su esposa jugó un papel determinante.

AL MARGEN

NO RESULTA extraño que el eje de la política de EGP fueran los centros integradores, a partir del modelo de los pueblos hospitales (de hospedaje) desarrollado en Michoacán por Vasco de Quiroga (Ávila, España, 1477 aprox., Pátzcuaro, México, 1565). La otra política del bienestar. (vmsamano@hotmail.com)