Tabasco el privilegiado que no aprovecha sus privilegios

No por esperado ha sido menos el impacto: Nuestra economía decrece un 19 por ciento, que para los que no entendemos muy bien de esto del debe y el haber, quiere decir que México

No por esperado ha sido menos el impacto: Nuestra economía decrece un 19 por ciento, que para los que no entendemos muy bien de esto del debe y el haber, quiere decir que México, como país, enfrenta un desastre (otro) en su economía. Si usted piensa que a “mí que me importa” hay que decirle que mucho más de lo que se imagina. Por lo pronto se tendrá que reescribir la partida de las participaciones federales, con lo que el gasto del Gobierno de Tabasco se ajustará al mínimo y a los recortes que ya existían se les sumaran otros varios, que van a fastidiarnos las pocas semanas que nos quedan de este maldito año. A tal grado es grave la situación que estamos a punto de interrogarnos sobre cuál será el sentido de la vida. Ya Albert Einstein, al que no hay que suponer menos curioso que nuestros políticos, se hizo la misma pregunta y respondió que “vivimos para los otros”. Incluidos los que no nos dejan vivir en paz. La llegada de turistas se ha frenado radicalmente, aunque siga fluyendo una pequeña corriente. Entraron para ver como éramos y cómo seguimos siendo a pesar de todos los pesares, que a ellos les pesan menos que a nosotros los nativos. Einstein, que no era creyente porque no se podía imaginar un dios que recompense o castigue a los objetos de su creación, tampoco podía concebir que nadie trascendiera a su muerte corporal. “Que sean las almas débiles las que por miedo o egoísmo se alimenten de tales pensamientos”, llegó a decir, pero la mayoría de la gente se empeña en saber a qué ha venido al mundo si no hay ni dinero ni futuro. En Tabasco, que tenemos puestas la mayoría de nuestras expectativas de crecimiento en la Refinería de dos Bocas, que está en pleno proceso de construcción, puede ser que salgamos un poco mejor que otros estados aunque es probable que sea para comprobar que es insuficiente para superar los saqueos de los gobiernos anteriores. ¿Cómo puede saberse eso de que para qué hemos venido al mundo? Muchos millones de criaturas dicen que si lo llegan a saber no hubieran venido, pero ya es tarde para escoger y estamos en el mismo barco, aunque sus camarotes sean muy desiguales. Vivimos en Tabasco que es un estado privilegiado que jamás ha sabido aprovechar sus privilegios. A quienes nos gusta el enigma de la creación nos apesadumbra menos no saber cuál será el sentido de la vida. Quizá sea únicamente vivir, por mucho calor que haga. Y no está de más recordarles a los que gritan en las redes sociales, con muy escasa respuesta, contra el status económico actual del estado, que las guerras civiles duran siempre. ¿La memoria es privilegio de unos pocos? Conforme se acercan las elecciones intermedias entramos al proceso de la conformación de las listas de candidatos y la tensión política crece. Sobre todo entre las filas de aquellos que apenas pueden aspirar a las plurinominales que impiden al pueblo aclarar con exactitud a quienes otorga su confianza y a quienes castiga con su indiferencia. El maldito cuento de nunca acabar se ha renovado con el fanatismo choco de siempre, que ha roto la imprescindible unidad de nuestro pueblo, que por cierto nunca estuvo entera. A lo que aspiramos es a saber a qué atenernos en lo económico y en lo político, que no está claro. Lo curioso es que los tabasqueños tardemos tan poco tiempo para llegar a nuestros desacuerdos.