Taxistas, el aire frío de enero y el miedo al coronavirus

Después de las dos de la tarde era imposible agarrar un servicio de taxi de los amarillos

Después de las dos de la tarde era imposible agarrar un servicio de taxi de los amarillos. Pero ahora con las nuevas disposiciones por el COVID 19, al parecer algunas unidades trabajan de corrido, porque a las siete tienen que guardarse.

Con destino al Centro, y con un aire frío (inusual en Tabasco, pero así estuvieron los primeros días de enero), logro de inmediato subirme a uno de ellos.

Le digo al chofer que me deje sobre la avenida 27 de Febrero, por la Plazuela del Águila. Sin decir “sí” o “no”, el trabajador del volante hace uso de sus habilidades y empieza su recorrido.

Mira por el retrovisor y me hace una pregunta: -¿Trae cambio? Le digo que sí, sólo para salir del paso.

Sin prestar más atención me acomodo hacia una esquina. La persona me comenta: no se preocupe, porque no llevaré a nadie más. Son las nuevas reglas de Movilidad.

Durante el poco trayecto empiezo a escuchar una letanía, se trata de las quejas que muchos de ellos guardan. Primero el pasaje, que casi no hay. Luego, el cobro que marcaron las autoridades por cada sector. Y por último, las quejas de los usuarios.

En voz alta, pero para sí, comenta que todos somos responsables de lo que pasa. “El coronavirus lo inventó el propio hombre. La crisis también”, afirma. Me corresponde decir algo, pero prefiero guardar silencio.

Vamos de prisa. Entendí que deseaba llegar lo más pronto porque buscaría un nuevo usuario. Eran las 3 de la tarde.

En cuestión de minutos esta persona me habló de lo mal que la estaba pasando. Dijo que los patrones piden más sin importarles si hay o no pandemia. “La tarifa es la tarifa”.

Ahora le debe un mes a su casero. De plano indica que prefiere no cenar para guardar esos pesos.

Afuera, más ruidos de carros. Olor a gasolina. Venteros. Hombres y mujeres tratando de pasar por las calles aún con el semáforo en verde. Una persona paseando a su perro sin cubrebocas.

Un niño se acerca y quiere limpiar el parabrisas. Le ordenan que no, y de inmediato sale corriendo con una botella en mano y su pedazo de trapo.

El aire sigue frío. El pequeño se sienta y frota sus pequeñas manos. El taxista lo mira y toca el claxon, unos segundos antes del verde logra darle una moneda. De regalo recibe una tímida sonrisa

De nuevo me busca por el retrovisor. Me indica que con una moneda es difícil cambiar el mundo lleno de pobreza, pero algo es algo.

Le indiqué que así era, pero por mala fortuna detrás de cada pequeño que está en una esquina hay un adulto abusando de ellos.

El taxista sigue su recorrido, se acomoda su cubrebocas color negro. De nuevo me pregunta si traigo cambio. Ante esa insistencia le doy varias monedas.

-Oiga, por cierto, ¿a usted ya le dio el coronavirus? –Hace seis meses. –Le dije. Sin más cuestionamientos prefirió encender la radio hasta llegar a mi destino.

Sin duda todo ha cambiado, e incluso estos servicios, cuando eran colectivos y uno iba súper apretado. Aunque ahora la tarifa es más cara.

 

PARÉNTESIS

La percepción de seguridad en Villahermosa mejoró en el último trimestre de 2020, de acuerdo con el resultado de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) realizada por el INEGI y dado a conocer ayer martes 19 de enero.  Los datos indican que de septiembre a diciembre de 2020 la percepción de inseguridad en la capital tabasqueña disminuyó de 90.4 a 86.8 por ciento, lo que significa un mejoramiento en la tranquilidad de la población respecto a la violencia delictiva en Villahermosa.