Teléfonos de México, mi empresa de oro

El primero de agosto fue Día del Telefonista. Y del baúl de mis recuerdos, saco a un personaje de la más grata memoria, el Sr. Ing. Hugo Beckman

El primero de agosto fue Día del Telefonista.  Y del baúl de mis recuerdos, saco a un personaje de la más grata memoria, el Sr. Ing. Hugo Beckman, constructor de la telefonía y de la comunicación en México. Nacido en Suecia pero mexicano de corazón, por  naturalización, tomador de tequila y practicante de la charrería.

En una ocasión con una tarjeta “Beckman invita” asistí a una gran comida en el restaurante Arroyo, con cataratas de tequila hasta pasada la media noche, peleas de gallo y otras variedades. Al hombre le gustaba lo mexicano.

A más de pequeñas compañías como la extinta Cía. Tabasqueña de Teléfonos, existían en México dos grandes trasnacionales: La Cía.  de Teléfonos Ericsson, sueca, que proporcionaba un 67% del servicio y la Cía. Mexicana de Teléfonos, que de mexicana no tenía nada,  gringa, que con equipo Rotary atendía principalmente ciudades norteñas.

En la ciudad de México servían las dos empresas, con equipos incompatibles, de 24 y 48 voltios. Los usuarios, para estar bien comunicados, tenían que contratar líneas de ambas empresas. Oficinas y comercios se anunciaban, Ericsson número tal y Mexicana número tal. Quien sólo tenía servicio de una empresa, no podía tener comunicación con usuarios de la otra.

De esta suerte, en 1947 el Ing. Beckman cambia el nombre a la Cía. Ericsson, por el de Teléfonos de México , y gran negociador, al año siguiente absorbe a los norteamericanos, pagándoles con acciones, quedando Telmex integrado en un 67% capital  sueco y un 33% gringo.

En un trabajo de consolidación, en las plazas servidas por ambas empresas, se inició el desmontaje de centrales Rotary para aprovecharlas en ampliaciones de centrales norteñas, y en la ciudad de México y otras poblaciones dejó de ser necesario la duplicidad de contratación de números.

Gran visionario, el Ing. Beckman, diseñó lo que llamó “el reglamento de prioridades”, mediante el cual en la realidad se contrataba teléfono a quienes adquirían acciones de Telmex, y de esta manera se financió la expansión de la empresa, que llegó a tener lo más altos índices de crecimiento en el mundo.

Las acciones de Telmex daban los mejores rendimientos y los bancos tenían un cajón obligatorio de valores de fácil realización, y fueron acaparando estas acciones.

Pronto llegó el momento en que las acciones del público, en poder de los bancos, superaban a suecos y norteamericanos, y en una histórica asamblea el Ing. Beckman logró que el Sr. Trouyet representara a los bancos y como mayoría obligaron a los anteriores dueños a vender sus acciones y de esta manera Telmex se mexicanizó.

A la expansión del servicio, se unió ahora la modernización, automatización de las grandes centrales manuales, la larga distancia automática LADA y la red troncal de microondas con que se cubrió todo el territorio nacional.

Conocí al Ing. Beckman en la ciudad de México, cuando laboraba en otras empresas. La Familia y la tierra me llamaron, y me reintegré a Villahermosa estableciendo un despacho contable. A los pocos meses me llamaron de la Dirección de Telmex para pedirme que me hiciera cargo del changarro como Gerente Regional, grata misión que realicé durante 25 años.

El Ing. Beckman, repito, gran visionario, previno su muerte prematura y tenía cerca a un joven abogado, el Lic. Emilio Carrillo Gamboa, a quien entrenaba para que ocupara la Dirección de esta gran empresa. Y después de su fallecimiento, el Lic. Carrillo asumió el timón de Telmex por más de 15 años.

Telmex hoy está en 17 países y el único en que no tiene triple play es en México. Aquí sirve a más de 25,000 poblados, la gran mayoría con números rojos, poblados que nunca servirán las trasnacionales interesadas solo en los grandes centros de negocio. 

Todos le hacen la competencia, pero Telmex no le puede hacer la competencia a nadie y es el único y absurdo caso en el mundo en que la compañía nacional subsidia a las extranjeras, que le hacen la competencia sin invertir, usando la infraestructura de Telmex, construida con el esfuerzo de los mexicanos.