UJAT: Se acabó el “porque quiero y porque puedo”

UJAT: Se acabó el “porque quiero y porque puedo”

Tan mal no estará la UJAT cuando existe una lista, no desmentida, de seis aspirantes a la Rectoría, y entre ellos y ellas se encuentran dos funcionarios de alto nivel del gobierno del estado que tendrían que renunciar a sus cargos, bien remunerados y con reconocimientos social, para contender en buena lid a ese honroso cargo académico. Al margen de las escaseces económicas, tan de moda en la actualidad, la institución, como tal, sigue laborando con altísimos niveles de calidad educativos y contando con el respeto de la sociedad tabasqueña. Hay que reconocer que los ataques recibidos, -con razón en algunos casos-, han quebrado en cierta manera la confianza en “el alma mater”, en la UJAT. Y cómo la suelen sentir los egresados de nuestra universidad por excelencia. José Manuel Piña, el Rector, ha tenido la mala suerte de tener que “bailar con la más fea” porque le han tocado los tiempos más turbulentos que se recuerdan y que son ajenos al devenir natural de la UJAT más que achacables a los vientos políticos en los que ha navegado, en una profunda Transición de modelo de país, en las prácticas de épocas anteriores son reprochables en los días recientes y por venir. Malos tiempos para la lírica que suele ser vehículo para hablar de estos temas, que nunca fueron espinosos pero que ahora son realmente cortantes. Lo cierto es que la desconfianza está plantada, aunque en un grado menor, y hay recetas para curar esa enfermedad que no ha llegado a ser ni siquiera motivo de cirugía mayor. Los medicamentos son ni más ni menos que los mismos que se aplican en el gobierno de Tabasco: Austeridad enfocada al óptimo aprovechamiento de los recursos y mucho sentido común para aplicar el diagnostico. Y lo bueno es que tenemos gente más que cualificada para eso. José Manuel Piña, además, se encuentra en una situación relativamente cómoda ya que el Gobernador, Adán Augusto López,  le ha garantizado implícita y explícitamente, que podrá atender a los compromisos de final de año y por tanto la culminación de su etapa al frente de la UJAT de la que podrá salir con la cabeza bien alta y por la puerta grande porque, como no podía ser de otra manera, se ha comprometido a no intervenir en el proceso de elección del nuevo Rector o Rectora. De esta manera los movimientos naturales de los grupos que aspiran a llevar a la dirección de la máxima casa de estudios a uno de sus líderes tienen garantizada la limpieza en el tránsito a aterrizar sus legítimas aspiraciones, cosa que no había ocurrido en anteriores administraciones por lo mismo que comentábamos antes: Las nefastas tradiciones de la época política anterior, cuando la decisión sobre los procesos de sustitución de Rector eran opacos, injustos e inciertos en la toma de decisiones públicas. Todo se movía con una llamada y una recomendación del gobernador en turno, en lugar de manejarse el procedimiento como una necesidad pública. “Porque quiero y porque puedo”, era la justificación del mandatario para elegir a uno u otro y nadie podía rechistar. Eso se quebró precisamente en el sexenio anterior, cuando Andrés Granier quería imponer a otro candidato, cosa que la UJAT le impidió haciendo uso real de su autonomía, que hasta ese momento era ficticia: era una entelequia. Y salió electo José Manuel Piña que ahora ha comenzado a despedirse.