OPINIÓN

Un desafío en México: remontar desencuentros
16/06/2022

En su búsqueda de consenso para su proyecto de gobierno ahora en fase de continuidad

Una cuestión que remontó la izquierda mexicana –o como se le llame a esa amalgama de fuerzas coaligadas-, para llegar a Palacio Nacional, tuvo que ver con desencuentros sociales. Veamos tres desencuentros de la izquierda, en su búsqueda de consenso para su proyecto de gobierno ahora en fase de continuidad.

1) El desencuentro con ciudadanos/candidatos. Los partidos políticos de izquierda prosiguen con dinámicas internas conflictivas, con los mismos nombres en la baraja, sin voltear a ver a actores ciudadanos de peso, independientes. Individuos distinguidos, de trayectoria social significativa, podrían traer aire fresco y ser candidatos desde la izquierda, aunque para el 2024 electoral la figura de candidatos independientes resulta problemática para seguir esa estrategia. Otro factor que puede restar votos a la izquierda.

2) El desencuentro con empresarios. La izquierda parecía congeniar en este siglo XXI mexicano con la clase empresarial. López Obrador tejió y destejió ese arcoiris que luego se eclipsó. Hay relaciones institucionales que atiende la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, mientras que Alfonso Romo, el enlace anterior, se fue a la banca. Ahora, la situación volvió a tensarse con la élite empresarial, sobre todo porque el pago de impuestos se ha regularizado. Antes, la condonación de impuestos era coser y cantar para las grandes empresas. Esto ya cambió. La clase empresarial mira a la clase política (incluida la izquierda) con un sentido utilitario: sólo cuando le pisan los callos de sus intereses, antes no. La idea de un proyecto político de gran participación social sigue esperando en México la palomita empresarial, dada la indolencia de varios actores públicos que –por su poder económico- no deberían ser indolentes. Carlos Slim, por ejemplo, no ha dicho con claridad qué proyecto político, social y/o cultural le interesa promover. Tiene todo el dinero del mundo, se entiende con López Obrador en objetivos estratégicos de beneficio mutuo, pero se esperan sus propuestas, sobre todo en el proyecto ‘Internet para todos’, uno de los 100 puntos de gobierno que está pendiente, ya cercano el 2024. ¿Qué hará Slim?    

3) El desencuentro mediático. Con los medios de comunicación, la izquierda vivió y vive desencuentros de primer nivel: las coberturas periodísticas (sobre todo electrónicas) son siempre ‘oportunidad’ para la diatriba y la eventual descalificación sin pruebas fehacientes. Pero no todo es responsabilidad de los medios: algunas veces, los propios políticos de la 4T hacen su parte para merecer críticas justificadas. Ha ocurrido con Julio Scherer Ibarra, exconsejero de Presidencia y Alejandro Gertz Manero, fiscal general de la república, de quien se esperaba mucho en el combate a la corrupción. Hasta ahora, los escándalos legales persiguen a Gertz, señalado por Scherer que, por cierto, también mencionó a la exsecretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, como parte de los funcionarios de primer nivel que no han hecho bien su trabajo para la república. Desde luego, Gertz y Sánchez Cordero devolvieron el “favor” a Scherer Ibarra. Todo esto, que se ventiló en los espacios mediáticos, acarrea críticas al Presidente López Obrador, no sólo a los funcionarios involucrados. 

El deslinde entre grupos políticos para aclarar proyectos dentro de Morena puede terminar en un problema de competitividad, aunque por ahora las encuestas arrojan una ventaja holgada para la coalición gobernante. La izquierda, por otra parte, es coherente con su trayectoria de debate franco, pero en esos sainetes no consolida una oferta política sólida de continuidad frente al electorado. La historia de la fragmentación podría repetirse. ¿Volveremos a ver el efecto división? Parece poco probable, por la cohesión que provoca la figura de López Obrador. Pero en política nunca se sabe.   



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