Viento en popa y a toda vela la operación cicatriz perredista

Viento en popa y a toda vela la operación cicatriz perredista

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Viento en popa y a toda vela la operación cicatriz perredista

La “operación cicatriz”, que ha emprendido como cruzada Gerardo Gaudiano, va “viento en popa y a toda vela”. La guinda del pastel la puso el pre candidato de la alianza con el encuentro con José Antonio de la Vega, que ha pasado de ser un reacio estratégico a ser un convencido “gaudinista” de la noche a la mañana. Dicen que la venganza es un plato que se come frío, pero parece que en caliente está mejor. Incluso recalentado tiene partidarios. Quienes lo probaron lo saben, pero hay comensales que revientan mientras planean el próximo banquete. Corre prisa para llevarse bien los unos con los otros y con los de más allá. Por eso los lobos solitarios se juntan a veces: para morder mejor o para participar en la mordida. Se confirma ese adagio político que asegura que el enemigo de quien es el principal enemigo, se convierte en el mejor amigo. Urgen los pactos, que después ya habrá tiempo sobrado para aplazarlos o para traicionarlos. De lo dicho no me acuerdo. ¿Cómo se van a acordar después de tantos mítines, de tantas promesas diseminadas en declaraciones trascendentales que sólo duran lo que se tarda en pasar la página del periódico donde aparecieron o en un abrir y cerrar los ojos ante la televisión, que no es cierto que nos aburra siempre, gracias al fútbol, pero que se esmera en hacerlo cuando convoca a la gente que todos procuramos evitar en la calle? Los días que nos esperan hasta las elecciones, que mal contados son 150, van a ser terribles porque esta vez las vísperas no son más divertidas que la fiesta, como suelen ser. Por eso se ha dicho que el mejor momento del amor es el de subir las escaleras y, también por eso, los perros mueven el rabo cuando esperan que se les eche comida y no cuando comen. Dijo mi admirado Pablo Neruda, que lo que tanto se ha aguardado no debiera llegar nunca. Es muy discutible esa opinión, como tantas de las que tuvo en su vida y las que sigue mereciendo después de su misteriosa muerte. Tal vez no sea el tiempo todavía, pero se extraña que los pre candidatos nos hablen de sus planes y proyectos para Tabasco y que se comprometan con las cosas que verdaderamente nos preocupan y ocupan. Por ejemplo de la corrupción. Nuestro virus local ha sido identificado: se llama corrupción. Se combate con la decencia.

Por Antonio López de la Iglesia