Vietnam, Costa Rica, Nueva Zelanda: una exitosa política de combate al coronavirus

De la aplicación de medidas de bioseguridad a la atención médica

AUNQUE ya han transcurrido más cinco meses del reconocimiento público de la aparición de un nuevo coronavirus, en COVID-19, los epidemiólogos, los trabajadores de la salud, los gobiernos y la población se siguen enfrentando a un enemigo con métodos que van del ensayo al error. Desde el básico reclamo de “Quédate en casa” a medidas drásticas como los “toques de queda”. ¿Cuáles son algunas de las acciones impuestas o sugeridas por las autoridades para evitar o disminuir los contagios?

Un recuento, que no será exhaustivo, me parece que es importante para tener herramientas en esta larga batalla que, nos dicen los especialistas, no termina con la vuelta forzada a las actividades productivas. Lo que deberá hacerse  bajo la más estricta vigilancia.

SEGURIDAD NACIONAL

VIET NAM es un país de 95 millones de habitantes que ha dado una lección al mundo: con casi mil 500 kilómetros de frontera con China, el gigantesco país centro de la pandemia del coronavirus, la tierra de Ho Chi Minh anunció que reinicia la normalización de sus actividades luego de haber contenido los contagios y mantenido una cuarentena férrea. Su balance es impresionante: 300 contagios en todo su territorio…y ningún fallecimiento.

De esta manera inicié mi colaboración el 29 de abril. Un día después, el 30 de abril, los vietnamitas celebrarían –con el máximo cuidado- la victoria popular contra la intervención del ejército de los Estados Unidos entre 1955 y 1975. Hasta ayer, 27 de mayo, Viet Nam se mantenía con cero fallecidos y solo 326 contagios.

La exitosa batalla de los vietnamitas contra el coronavirus es puesta de ejemplo, junto a los logros obtenidos por un país latinoamericano, Costa Rica. Sólo que éste con sólo 5 millones de habitantes. La pequeña nación tenía hasta ayer 984 casos confirmados de COVID-19 y 10 fallecimientos. Otro ejemplo de un saldo positivo en esta dura guerra es Nueva Zelanda: con cinco millones de habitantes, anunció que no tiene ya ningún enfermo hospitalizado aunque tuvo que lamentar 22 muertes; en total reconoció 1,154 infectados. Le favorece estar ubicada en una serie de islas.

En este contexto, son los vietnamitas –con sus casi 100 millones de pobladores- quienes han dado una lección al mundo. Los críticos señalan que fue un logro de medidas “antidemocráticas”, autoritarias, pero es importante señalar que se ciñeron a un plan básico contra los contagios.

LO TOMARON EN SERIO

LA PRIMERA medida que adoptaron fue el cierre oportuno de fronteras, una acción recomendada en los manuales de bioseguridad; junto a esto, realizaron un “confinamiento selectivo” en los sitios donde se detectaron los primeros contagios; el seguimiento y rastreo obligatorio de las personas que ingresaron al país. De la misma forma, instaló centros de pruebas de control, cerró sus rutas comerciales con China y, sobre todo, desarrolló una intensa campaña de propaganda e informativa, comparando la lucha contra la epidemia con los históricos combates contra la intervención estadounidense. Asumió el riesgo como una cuestión de seguridad nacional y logró despertar el sentimiento patriótico.

También se valió de un modesto, pero sólido sistema de salud. Refiere el portal Mediotiempo un hecho que debería ser modelo para nuestros países: “un empresario vietnamita y demás donantes”, ayudaron a la gente de bajos recursos con unos llamados "cajeros automáticos de arroz", para los más necesitados. La solidaridad al máximo.

Costa Rica, como Nueva Zelanda, tiene la ventaja de su reducida población y pequeño territorio. Logró evitar el llamado “contagio comunitario”. Cuando detectó los primeros casos “importados” de inmediato las autoridades ordenaron el cierre de fronteras para extranjeros. Recordemos que el turismo es una de sus principales fuentes de ingresos. Antepuso las vidas.

No estableció una cuarentena generalizada, pero ordenó restricciones en la actividad comercial y en la movilidad. Los reportes de las agencias informativas destacan que una clave para Costa Rica es su robusto sistema de salud pública, un acceso gratuito a las pruebas del COVID-19, previo estudio y la operación de los llamados Equipos Básicos de Atención Integral (EBAIS), pequeños módulos de salud ubicados en cada barrio. Puede aplicar un seguimiento diario personalizado a los pacientes.

Es cierto que las experiencias de Viet Nam y Costa Rica no pueden replicarse en su totalidad, pero algunos países seguramente las tomarán en cuenta. Otro es el caso de Nueva Zelanda, cuyo gobierno cambió las recomendaciones de “mitigación” establecidas prácticamente en todo el planeta, por la estrategia de “eliminación” del virus en su territorio.

¿Qué hizo este país? Apenas registrado el primer caso confirmado de COVID-19, el 28 de febrero dentro de sus fronteras de inmediato la jefa de Gobierno ordenó que todo viajero que llegara a su país, nacional o extranjero, fuera puesto en confinamiento por 14 días. No hubo excepciones. Aplicó un veto a la entrada de los cruceros y aproximadamente tres semanas después llegó el cierre total de fronteras.

A estas medidas se sumaron un sistema de alertas para el cierre de espacios de riesgo de contagios. Las medidas fueron planificadas de tal forma que para aplicar la fase de “eliminación” del virus (alerta nivel 4), estableció la cuarentena obligatoria para sus 5 millones de habitantes durante cuatro semanas. Sólo un integrante de la familia podía salir a comprar víveres, medicinas o acudir al médico.

Ayer, el gobierno neozelandés declaró a su país “libre del virus” y se prepara al reinicio paulatino y controlado de sus actividades productivas.

Seguiremos con el tema. (vmsamano@hotmail.com)