Ya lo decía el inteligente compositor Manuel Pérez Merino que escribía de este lugar: Villahermosa, te vistió de fiesta la naturaleza. Son tus tardes remansos tranquilos de rara belleza. Tus mujeres tienen el divino encanto de la sencillez. El Grijalva canta su canción eterna rendido a tus pies… y como si fuéramos una pluma en el viento, nuestra imaginación nos traslada a cualquiera de los rincones de esta hermosa región, nos abstraemos de lo que estemos haciendo, la suave música que acompañan la letra son una pintura que retratan nuestra ciudad. Es un delirio en el pensamiento de todo tabasqueño; y no se diga si estás lejos de la tierra, porque entonces: quisieras volver, a sentir el fuego de él sol ardiente por última vez. 

Recientemente la ciudad de Villahermosa se vistió nuevamente de festejo. En esta ocasión no fue por las bendiciones naturales del trópico, estos fueron organizados por las autoridades del municipio de Centro, todo un programa de actividades encabezadas por la alcaldesa Yolanda Osuna Huerta. Pocos días, pero eso sí, un programa variado y para todos los gustos: pastel, entrega de reconocimientos, conferencias, muestras, exposiciones y hasta un fantástico baile en el Centro de Convenciones de Tabasco 2000, como aquellos de antaño, con la Sonora Dinamita y un cierre con Maney, todos los eventos fueron gratuitos, allá tú si te lo perdiste…aunque no falte quien lo compare con el excelente Festival del Guayacán y el Macuilí que dio mayor espacio a los artistas locales.

Y como en cada aniversario, los recuerdos se hacen presente en nuestra mente, todo cuanto nos haya acompañado, todo cuanto nos resulta grato y apreciable, lo que nos tatúa el sello de identidad y personalidad tabasqueña, lo mismos valores culturales en los poemas de Don Carlos Pellicer Cámara, antecedentes históricos en nuestros ancestros de la sabiduría olmeca, quienes dieron origen a los palafitos que más tarde se convirtieron en las chozas e innumerables utensilios de cerámica y barro que nos apegaron a la tierra del agua. Más cerca aun, a la salvaguarda del territorio con el coronel Andrés Sánchez Magallanes y Gregorio Méndez Magaña.

Y ni que decir de lo actual en: escritores, poetas, periodistas, artistas, músicos, fotógrafos, Chefs (cocineros), escultores, arquitectos, artesanos, deportistas, locutores, y profesionistas del inmenso abanico que día con día sirven y prestan servicios a la población, sin que se nos olviden los políticos de verdad, como el que nos representa y levanta el orgullo tabasqueño en Palacio Nacional. Entre otros que por no omitir alguno de ellos prefiero no enunciarlos.

Ya en la parte más nueva, y que nos han hecho amena la convivencia popular en el devenir del día con día, a los personajes populares que han dejado huella en la memoria del común y no tan común de la población y que fueran caricaturescamente retratados en las manos del maestro Gutenberg como José el Cieguito; Doña María Garrido; el Almirante Achirica; Pun, Pun; la Vende Pastelitos y otros que conserva en su patrimonio cultural la UJAT. Personajes que por cierto ha recordado este espléndido diario, Presente.

Una pequeña columna es nada para tratar de retratar o reseñar lo aquí descrito, vamos siquiera para enunciar parte de nuestra extensa cultura, algo en lo que la licenciada Yolanda Osuna Huerta se ha empeñado en recordarnos. Para mostrar y refrescar nuestro origen, apegarnos a sus valores, que las nuevas generaciones conozcan y arraiguen la suave calidez del tabasqueño, y asimilemos apreciar el cielo pintado de estrellas que nos ha visto nacer, querer y estimar lo nuestro.   

Parece fácil pero no lo es conciliar la política con la cultura.