Violencia contra la mujer no debe ser tema común

Violencia contra la mujer no debe ser tema común

Hablar de números que nos llevan a la estadística para representar la violencia contra la mujer, no sirve de nada.

La violencia puede crecer o en su caso disminuir algún porcentaje, pero no es un indicador para la persona común que le diga en realidad si el problema social se está erradicando.

Vale la pena irse a la práctica, observar qué tan común un hombre la ofende de manera verbal, psicológica o física.

Por supuesto que el tema duele, sobre todo cuando ofenden a un ser familiar, y sale a relucir el enojo, la frustración, el encono y la rabia.

En el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer es lamentable escuchar que aún el vecino golpea a su esposa e hija. Triste enterarse que una mujer murió a manos de su pareja. Y es vergonzoso enterarnos que un hombre ríe cuando otro ofende a una mujer.

¿Es el juego del macho?, ¿es quedar bien?, o simplemente es una falta de valores al permitir que el agravio (de cualquier tipo) continúe, crezca y sea celebrada, como si en esta competencia la mujer jamás podría ganar.

El trabajo de las organizaciones civiles tal vez sirvieron para guiñarle el ojo a la no violencia contra las mujeres, pero no es suficiente. Falta trabajar el asunto desde las familias, pero ante todo, ser constantes.

No podemos esperar el 25 de noviembre de 2020 para colocarnos un lazo naranja en la solapa. Es injustificable guardar en el cajón del escritorio las campañas implementadas para tratar de erradicar los tipos de violencia.

La burla, el sarcasmo, los señalamientos, la falta de responsabilidad son contenidos que se volvieron comunes.

Son tantos los programas lanzados, no solo en México sino en diversos países del mundo, pero por mala fortuna no dan los resultados esperados.

Culpar al gobierno en turno, a las escuelas, a la Iglesia, es casi tratar de querer ignorar lo que sucede.

Se trata de empezar con uno. Realizar una profunda reflexión y encontrarnos para entender que el hombre no está por encima de las mujeres.

Algunos señalan que en las comunidades indígenas es donde más se presenta el problema, sin embargo, es una falacia afirmarlo.

En la ciudad, igual es común enterarse de malos tratos, ya sea en los hogares o centros laborales.

La violencia contra la mujer no debe ser normal ni mucho menos permisible. Sus derechos deben garantizarse, no solo por escrito, más bien en la práctica.

Somos los hombres quienes primero debemos tomar conciencia. Ahí está uno de los puntos claves. Es reconocer el daño causado. Es fuerza de voluntad. Disciplina. Método. Honestidad. Podrán estructurarse cientos fórmulas bajo trabajos ejecutivos que terminen en campañas, pero si la mentalidad no cambia, el problema será infinito.

PARÉNTESIS

En su comparecencia de ayer en el congreso local, el secretario de Educación, Guillermo Narváez Osorio, indicó que para darle mantenimiento a la infraestructura educativa se necesita por los menos unos 500 millones de pesos, y para darle tecnología es casi la misma cantidad. En respuesta a una pregunta sobre la falta de docentes, el funcionario respondió que la plantilla está completa. Ayer también fue una jornada en la que la directora de Ciencias de la Salud de la UJAT, Carolina Martínez presentó su informe de labores. Narváez y Martínez aspiran a la rectoría de la universidad estatal. (kundera_w@hotmail.com)