Violencia de género desde la adolescencia

Violencia de género desde la adolescencia

Hace unos días mi hija –una estudiante de secundaria- me platicó cómo le había ido en la escuela.

Comentamos tareas y algunas de sus anécdotas, pero minutos después, luego de verla guardar silencio, le hice una pregunta: ¿Te pasó algo fuera de lo común?

Un poco nerviosa y con sus ojos vidriosos me dijo: -Un niño en el grupo comentó que las feministas no sirven porque lo único que hacen es destruir. A lo que le respondí: un monumento se reconstruye, pero una mujer asesinada no.

Un hormigueo pasó por mi cuerpo, sentí que mi rostro cambió. Me quité los lentes y la tomé de las manos. Le afirmé que eso no era cierto, sobre todo para darle la tranquilidad que requería en ese momento.

Me indicó que al escuchar ese mensaje del adolescente ella junto con dos compañeras le respondieron que estaba equivocado, a tal grado que llegaron a un pequeño enfrentamiento entre ambos lados.

¿Qué hacer en ese momento? ¿Cuál sería la estrategia para convencerla que la violencia no puede ser una estigmatización hacia ellas?

La preocupación me hizo pensar que desde los doce o trece años, el hombre ya intenta hacerle daño físicamente a una mujer.

La cuestioné si ese muchacho tendría problemas en su casa. Si vendría de una familia separada. Por lógica, ella no supo.

Al tomar un respiro profundo y cerrar los ojos, sólo se escuchó en casa el ruido del ventilador. El chiflido de un vendedor de pan. Los arrancones de los carros. La risa de unas señoras que pasan por fuera, mientras la voz de mi hija callaba.

Ahora es la intranquilidad la que se asoma. Y como padre no puedo esperar a quitarle hojas a una margarita para saber qué pasará más adelante.

No se trata de señalar en el pecho con el dedo índice. Ni cometer un acto de sacrilegio. Muchos menos andar todo el día con el ceño fruncido por el coraje de que alguien pueda hacerle daño.

Lo correcto es hablar. Entrarle al diálogo con las autoridades de la escuela. No tratar, sino remediar el problema. Cambiar actitudes antes de que sea demasiado tarde.

El las redes viaja por todos lados un video, se trata del performance chileno, donde las mujeres reclaman ante la violencia sometida.

Una nota en el diario La Jornada (01-12-19) señala que el feminismo se expande, y que precisamente ese performance representa que las mujeres se sienten en peligro.

“Es muy evidente que el feminismo está saliendo de los grupos pequeños con trayectoria de lucha, y está alcanzando a mujeres muy jóvenes que se movilizan porque se sienten en riesgo”.

“El llamado no fue convocado por una sola colectiva, fue muy orgánico y es indicativo de que el discurso se está ampliando”, señaló Lulú Barrera, integrante de Luchadoras MX.

Parte del video que tomó una escala mundial dice: El patriarcado es un juez/ que nos juzga por placer/… y la culpa no era mía/ ni dónde estaba/ ni cómo vestía… el violador eras tú…

Ahora corresponde hacer mi parte.

PARÉNTESIS

El poeta Ernesto Cardenal afirmó: ‘‘Estamos aquí reunidos contra el extremismo y el odio. Pues odio el odio y amo el amor”. Así se expresó el reconocido intelectual, monje trapense y escultor nicaragüense durante el homenaje que recibió en la Secretaría de Relaciones Exteriores. (kundera_w@hotmail.com)