VUELTA CONTINUA

Plásticos: debemos cuidar el futuro del planeta

En una época en la que se critica todo, a veces hasta extremos absurdos, habrá que cuestionar también la Navidad y las festividades de fin de año desde la perspectiva del consumo. Ya son tradición las luces, los regalos, las envolturas, los popotes, vasos y montones de botellas y empaques plásticos. Residuos que demorarán más de un  siglo ensuciando por ahí, a menos que seamos capaces de darle solución a este enorme problema.

Qué duda cabe que el plástico ha sido un importante hito en la historia de la humanidad. Ha permitido un desarrollo tecnológico que se nota en todos los ámbitos: computadoras, celulares e infraestructura que hace posible el Internet no sería posible sin estos derivados de los hidrocarburos. La vida es indeciblemente más fácil desde que podemos usar bolsas y envases desechables. Pero apenas iniciar este siglo, nos hemos topado de frente con la terrible realidad de que esta comodidad equivale a darnos un tiro en el pie.

Los especialistas alertan de que la cantidad de plástico en los océanos está matando a millones de animales de más de 370 especies por ingesta, asfixia y toxicidad. Pero la contaminación del mar pronto pasará a nuestros platos, porque se está descubriendo que los pescados y mariscos de los que nos alimentamos están también contaminados con el plástico que desechamos.

México es el consumidor de plástico número 12 a nivel mundial, pues en promedio, cada persona consume 48 kilos de este material, muy por encima del promedio para América Latina, que es de 32 kilogramos. Plástico que, tarde o temprano, terminará por afectarnos.

Es difícil salir de esta encrucijada en este momento de desarrollo de la humanidad, especialmente desde el punto de vista de los consumidores, pues a menudo el plástico es la opción más barata, práctica y confiable para resolver los problemas de la vida diaria.

Hay algunos ciudadanos que han emprendido el esfuerzo ejemplar de reducir sus desechos a cero, lo cual es admirable porque se requiere más tiempo para encontrar los productos que satisfagan las mismas necesidades pero sin empaque, y mucha organización para limpiar y reutilizar los envases de vidrio que se ocupan para sustituir los que están hechos con derivados del petróleo.

Sin embargo, la respuesta a gran escala a este problema planetario tiene que venir forzosamente de la ciencia, así como de la capacidad de inversión en investigación y desarrollo de las grandes empresas, para desarrollar materiales que sustituyan al plástico que hoy nos asfixia, ya que sencillamente es imposible retroceder a un estilo de vida anterior a la industrialización que hoy vivimos.

En ánimo optimista, se puede ver el desafío como una oportunidad. Si Tabasco ha de explorar con éxito la agroindustria, bien podría descubrir en el propósito de salvar la Tierra para las futuras generaciones una vocación económicamente rentable y con potencial de generar empleos.

Mientras tanto, hay que tratar de reducir el consumo de plástico, en la medida de lo posible, en estas festividades de fin de año. Especialmente, en las celebraciones donde hay niños, pues es necesario que cuando menos las nuevas generaciones tengan consciencia de que esos niveles de consumo no son sustentables. Quizá de esta manera podamos, al menos, alertarles de la catástrofe que vamos a heredarles.

PRIMERA PARADA

Mucho ha dado de qué hablar y lo seguirá el ambicioso plan energético nacional del presidente Andrés Manuel López Obrador, que incluye no sólo el petróleo y el gas, sino también la electricidad y las energías alternativas renovables. En este esfuerzo, Tabasco tendrá un papel determinante. Por lo pronto, López Obrador fue muy claro: lograr las metas de extracción de crudo dependen de la dirección de Octavio Romero al frente de Pemex, en tanto que conseguir la autosuficiencia en gasolinas corresponderá al liderazgo de Rocío Nahle, secretaria de Energía.

SEGUNDA PARADA

Desde que AMLO estaba en campaña rumbo señaló que los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se colocaban en un régimen de privilegios por los altos sueldos que reciben. Sostuvo que los montos superaban los 600 mil pesos mensuales. Ya en el poder, estableció que nadie puede ganar más que el Presidente de la República. El tope son 108 mil pesos mensuales y de ahí para abajo. Será interesante observar la polémica y las decisiones sobre el uso de los recursos públicos en un país donde la mayoría de los trabajadores está por debajo de los tres salarios mínimos.

PARADA ESPECIAL

¿Habrán ya comprendido los actuales y futuros servidores públicos? Tendrán marcaje personal para cumplir los objetivos, pero también para cuidar su comportamiento republicano.