“¿Y ahora qué?” Pequeña historia

“¿Y ahora qué?” Pequeña historia

Raúl Padilla y yo dimos título al libro ¿Y ahora qué? México ante el 2018, a principios de 2017 en un momento de doble incertidumbre:

La que venía de fuera, por sacudimientos   globales como el brexit y el ascenso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.

Y la que venía de dentro, por el espectáculo de un gobierno de México que, en plena cruda del  gasolinazo, parecía haber perdido las riendas de la política y de la economía.

La doble incertidumbre está lejos de haberse diluido. Solo ha extendido sus sombras hacia el año que empieza.

La presidencia de Trump ha dañado ya, seriamente, la relación entre los dos países. De un lado, amenaza con poner fin al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, bajo el que funciona, desde 1994, la economía moderna de México. Por el otro, ha establecido una reforma fiscal que puede tener graves consecuencias para las finanzas públicas y el desempeño económico de México.

Internamente, no deja de ser una ironía que el gobierno de Enrique Peña Nieto, el más reformador de la era democrática de México, llegue a su término con los índices de aprobación más bajos desde que eso se mide.

Agotado el horizonte de reformas de los últimos años, el gobierno y el país, en vez de fortalecidos, parecen débiles e inciertos. La percepción no coincide necesariamente con los hechos, pero la percepción es un hecho en sí misma, una realidad a menudo más potente que la propia realidad.

Nuestra pregunta no era ni es retórica: “¿Y ahora qué?”. A esta pregunta responden los 33  autores de este libro con una mirada multidisciplinaria de sorprendente convergencia.

Ensayo por ensayo, autor por autor, el mensaje reiterado de este libro es que, lejos de ser un país sin rumbo ni respuestas, México rebosa de opciones y de posibilidades. Ninguna mágica, ninguna fácil, ninguna instantánea, pero todas posibles. Sus problemas son graves, pero sus soluciones son posibles.

Si uno ve el país desde las páginas de ¿Y ahora qué?, lo que observa es un largo y prometedor horizonte de cambio. No un país postrado y a la deriva, sino un país con salidas institucionales en todos sus ámbitos. Un país deseable.