¿Y los ciudadanos hasta cuándo?

¿Y los ciudadanos hasta cuándo?

Porque a diario se pide, se exige un cambio, pero el cambio según la concepción es que los otros hagan bien las cosas, en el seno particular, muy pocos se comprometen de verdad; la puntada esa del diagnóstico social de que la corrupción es un tema cultural, a diario en la realidad se empecinan en demostrar al 100%, no estaba tan mal el presidente.

El tema de la seguridad es el más sentido, lo hemos repetido hasta el cansancio.

El dolor que causa en un hogar el tener a un miembro secuestrado “es el mismo infierno” nos decía un tabasqueño que vivió tal situación; la herida que nunca cicatrizará debe ser atroz para quien a manos de la delincuencia ha perdido a un ser querido, “te dejan muerto en vida” nos relataba un padre al que le ultimaron a un hijo; la rabia y frustración tarda en desaparecer cuando te roban un bien que con esfuerzo y dedicación se ha adquirido, “se llevaron lo que tanto esfuerzo y sacrificio logramos juntar” relata una fémina que fue asaltada al salir de un banco.

Hoy parecerá ser que son pocos los ciudadanos, esos que se conocen como héroes cotidianos que día a día cumplen con la obligación de trabajar, de rendir, de economizar, de fomentar el desarrollo en el hogar, de proveer de lo mínimo indispensable para que la vida de los suyos sea digna, feliz y llevadera, de cumplir con las leyes y no desfallecer en la confianza hacia las instituciones.

Con desesperanza y tristeza vemos que en la calle impera el fragor alevoso, el individualismo voraz, la soberbia y el envalentonamiento nocivo, es lo que lleva detonar conductas antisociales, delictivas y peligrosas.

Nuevamente la entidad se cimbro al conocerse que habitantes  de Tamulté de las Sabanas lograron la detención y linchamiento, para posteriormente quemar vivo a un presunto delincuente que al parecer intento robar una moto; no es secreto que en muchas colonias del estado y hasta de país, los vecinos han decidido colocar lonas donde consignaban que quien fuese sorprendido haciendo actos delincuenciales seria linchado, sin embargo es atroz que el sentimiento, percepción y firme creencia de que la impunidad es fuerte, obligue a los ciudadanos a cometer tal barbarie.

Con la perdida de la vida de ese joven que opto presumiblemente por una ruta delictiva para tener ingresos, sin duda se reafirma que la batalla la estamos perdiendo, estamos perdiendo la oportunidad de generar basado en el respeto y la sana convivencia, el fortalecimiento urgente de condiciones de igualdad, de creación de oportunidades, del respeto a las leyes y de la eficiencia en la imposición de castigos, estamos mandando un peligroso mensaje de que lo que debe imperar para restablecer “el orden” es la proclama vergonzosa del “ojo por ojo y diente por diente”.

Con ese nivel de conciencia y practica social, muy difícil será construir un Estado que sea referente nacional. Ayer en día del niño, lo que menos se cimento es la vigencia de una formación (en el seno del hogar) coherente, responsable y acorde a los tiempos que se viven; no se ve que la mayoría quiera asumir ese papel, de ese calibre es el reto.

Zarpazo. Indigno y grosero es ver a dos madres de familia (frente a sus hijos) desgreñarse y jalonearse; si, quedaron encueradas, sin matices pues: “son unas ordinarias e irresponsables”. Eso es lo que se mama en casa…