Ya llegaron a la política: De padres estériles hijos estériles
26/03/2021
El hecho de que se sigan presentando a las elecciones los mismos candidatos que hace diez o quince años es producto de que, aunque lo sabíamos por el más doloroso de los medios de conocimiento, que es la experiencia, ahora lo confirman las cifras del INEGI: el trabajo no saca de pobre a nadie que no haya sabido buscarse otra salida. Hay que agradecerle a ese animoso instituto su sinceridad, porque además de basarse en algo tan difuso como entrevistas a los ciudadanos, se fundamenta en la estadística: más de la mitad de las personas que habitan en este país vive en hogares donde algún miembro tiene la doble suerte de tener trabajo y conformarse con que le paguen muy mal por realizarlo. Ocurre que los menesterosos, que ahora se llaman “excluidos sociales”, no pueden lamentarse por no haberlo encontrado, pero tienen todo el derecho para decir que el que encontraron no les llega ni para las tortillas ni para los totopos, que son dos cosas igualmente necesarias. México es un país repleto de famélicos que trabajan y tienen que solicitar ayuda para llegar exhaustos a fin de mes. No se trata de vagos, gremio que respeto personalmente muchísimo y que si no envidio es porque nunca he sabido envidiar, son personas que se inflan de trabajar viendo cómo los que engordan son otros. La pobreza en este país está adquiriendo un carácter intergeneracional. Dicho de otra manera, es congénita y hereditaria o, como explicaba aquel catedrático hablando de genética, “de padres estériles, hijos estériles”. También ahora y como demostración de la debilidad del Estado en materia de protección social, los padres pobres tienen todas las papeletas para que sus hijos sigan siéndolo. Bendita la rama que sale al árbol, pero los datos son los datos y hay que hacerles más caso que a las opiniones. Mientras, nos cuentan que la recuperación económica va muy bien y hay que seguir por el mismo camino. A la salida nos veremos. Siempre se habla de los partidos políticos como agencia de colocaciones para sus adictos, pero debiéramos considerar el influjo de los ‘ex’ como Nicolás Bellizzia, que hasta de bombero ha tenido que trabajar. O Jesús Alí que es de esos de los que se fueron pero que no acaban de irse y se dedican a dar consejos a porte diferido desde cualquier tribuna que se lo permita o no se lo permita también. Lo que preocupa a los que van a salir de los cargos después de la jornada electoral es como seguir teniendo responsabilidades. ¿Por qué ese afán de intervenir de los que están fuera de juego? Los celos políticos, que siguen siendo el mayor de los demonios que ejercen fuera del infierno, no perdonan a los afines. Quieren saber si se está con ellos o contra ellos. Una elección que en México y Tabasco siempre ha tenido seguidores entre los que residen en las antípodas de la perspicacia. Quizá lo mejor que pueden hacer los antiguos mandamases es dejar de prodigar instrucciones y seguir explicando por qué no se cumplieron sus propósitos. NOTA BENE 2: Algunas religiones, especialmente consoladoras, definen a la fe como la seguridad de habitar un mundo del que nadie ha regresado. Sin duda debe de ser un lugar confortable. Pronto lo sabré. No me tomen a mal que no pueda revelar nada.
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