México, refugio humanitario

EL ASILO Y REFUGIO EN MÉXICO

México ha sido históricamente un país con una política de asilo y refugio profundamente arraigada en su diplomacia, caracterizada por su enfoque humanitario y su compromiso con la protección de personas perseguidas por razones políticas, sociales y económicas.

Expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han destacado la importancia de estas figuras en la política exterior mexicana, subrayando su impacto en América Latina y su papel en la defensa de los derechos humanos.

FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL ASILO EN MÉXICO

El derecho al asilo y al refugio en México está respaldado por principios constitucionales y tratados internacionales. La subsecretaria de Relaciones Exteriores, María Teresa Mercado Pérez, explicó que la política mexicana en este ámbito se basa en los artículos 11 y 89 de la Constitución.

El artículo 11 establece que toda persona tiene derecho a buscar y recibir asilo, mientras que el artículo 89 distingue entre el asilo político y el refugio.

El asilo político se concede a personas perseguidas por razones políticas y cuya vida corre peligro, mientras que el refugio se otorga a quienes enfrentan persecución por motivos de raza, religión, grupo social, opiniones políticas o necesidades económicas.

En América Latina, la definición de refugio se ha ampliado para incluir situaciones como violencia generalizada, conflictos internos, agresión extranjera y violaciones masivas de derechos humanos.

• México ha sido un país clave en la recepción de refugiados y asilados a lo largo de la historia. Desde la Guerra Civil Española hasta los conflictos en América Latina, ha brindado protección a miles de personas que han huido de dictaduras, guerras y crisis sociales. La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) es la institución encargada de procesar las solicitudes de refugio en el país, y en los últimos años ha visto un aumento significativo en el número de peticiones.

En 2024, México resolvió un 40% más de solicitudes de asilo en comparación con el año anterior, con casi 80,000 peticiones recibidas. La mayoría de los solicitantes provienen de Honduras, Cuba, Haití, El Salvador y Venezuela. A pesar de estos avances, la COMAR enfrenta limitaciones presupuestales y una sobrecarga en el sistema de asilo.

• La UNAM, a través del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), ha documentado la importancia del asilo en la política exterior mexicana. Durante el foro El exilio y el asilo, una expresión del humanismo mexicano, expertos como Gerardo Torres Salcido y José Francisco Mejía Flores destacaron cómo México ha sido un refugio para intelectuales, políticos y activistas perseguidos en sus países de origen.

El director del CIALC enfatizó que la tradición de asilo en México no solo ha sido una muestra de generosidad, sino que también ha enriquecido la cultura nacional. La llegada de exiliados ha contribuido al desarrollo académico, artístico y político del país, fortaleciendo su identidad como una nación solidaria.

RETOS Y PERSPECTIVAS

A pesar de su tradición humanitaria, México enfrenta desafíos en la gestión del asilo y el refugio. La reducción en la emisión de Tarjetas de Visitante por Razones Humanitarias (TVRH) ha dificultado el acceso de los refugiados a servicios esenciales como empleo y educación.

Además, la frontera sur sigue siendo el principal punto de ingreso para personas desplazadas, con más de tres cuartas partes de las solicitudes de asilo concentradas en Chiapas.

El Instituto Nacional de Migración (INM) ha sido criticado por la falta de recursos y la burocracia en el proceso de asilo. Expertos han señalado la necesidad de fortalecer las instituciones encargadas de la protección de refugiados y mejorar la coordinación con organismos internacionales como la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

México sigue siendo un referente en la política de asilo y refugio en América Latina, con una tradición humanitaria que ha marcado su diplomacia.

Sin embargo, los desafíos actuales requieren una mayor inversión en infraestructura y recursos para garantizar la protección efectiva de quienes buscan refugio en el país.

La UNAM y otras instituciones académicas continúan desempeñando un papel clave en la documentación y defensa de esta política, asegurando que México mantenga su compromiso con los derechos humanos y la solidaridad internacional.