Dimite el primer ministro francés François Bayrou en medio de crisis política

CRISIS POLÍTICA Y PROTESTAS NACIONALES

El primer ministro de Francia, François Bayrou, presentó este martes su dimisión al presidente Emmanuel Macron, en un momento crítico para el país que se encuentra inmerso en una profunda turbulencia política, económica y social.

Bayrou asumió el cargo hace apenas ocho meses y es el segundo primer ministro en caer durante la actual legislatura, reflejando la inestabilidad que atraviesa Francia desde las elecciones legislativas anticipadas de 2024, cuando la Cámara Baja quedó dividida en tres grandes bloques sin mayorías claras.

• El desencadenante de la crisis fue la presentación del proyecto de presupuesto para 2026, que contemplaba recortes de 44 mil millones de euros (51,600 millones de dólares) y la supresión de dos días feriados, medida impopular que llevó a que el Parlamento rechazara la moción de confianza con una votación de 364 diputados en contra y solo 194 a favor. 

Ante esta derrota, Bayrou expresó mensajes contundentes en su último discurso dirigido a la Asamblea Nacional, advirtiendo del riesgo que enfrenta Francia:

"Se está gestando un caos total para Francia, y perdónenme que se lo recuerde ahora"

Afirmó.

"Damas y caballeros, ustedes tienen el poder de derrocar al Gobierno, pero no tienen el poder de borrar la realidad. La realidad seguirá siendo inexorable. El gasto seguirá aumentando, y la carga de la deuda, ya insoportable, se volverá más pesada y más cara".

Además, señaló con urgencia:

"Si queremos salvar el barco en el que viajamos, y en el que viajan nuestros hijos, debemos actuar sin demora".

Bayrou describió la situación como una "emergencia vital" que requiere la movilización y un esfuerzo "moderado" de cada uno.

Antes de presentar la dimisión, el primer ministro reconoció la confrontación política, calificando la legislatura como una situación donde "estamos ante partidos políticos que no solo no se ponen de acuerdo en nada, sino peor aún, que están en guerra civil", y acusó a los grupos opositores de unirse "para derrocar al Gobierno".

• También resaltó que "Francia lleva 51 años sin tener un presupuesto equilibrado", con "deudas que se acumulan" y déficits constantes. 

El ministro del Interior, Bruno Retailleau, enfatizó la premura de nombrar un nuevo primer ministro para asegurar la estabilidad:

"Necesitamos muy rápidamente un primer ministro (...) Es esencial, incluso respecto al mantenimiento del orden".

El presidente Emmanuel Macron aceptó la renuncia de Bayrou y anunció que nombrará a un sucesor "en los próximos días", sin convocar elecciones anticipadas, medida demandada por buena parte de la oposición.

Entre los posibles candidatos suenan el ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, y el líder socialista Olivier Faure, en un momento en que Macron podría ampliar su coalición hacia la izquierda para asegurar el respaldo parlamentario.

La situación social también es crítica, con jornadas de protesta convocadas para el 10 de septiembre bajo el lema "Bloqueemos todo" y una huelga general prevista para el 18 de septiembre, lo que ha motivado un despliegue masivo de fuerzas de seguridad.

Una reciente encuesta mostró alto rechazo social hacia las propuestas de austeridad que incluían los recortes presupuestarios. En este contexto, Bayrou advirtió que el "mayor riesgo era no tomar ningún riesgo, dejar que las cosas siguieran como están sin cambiar nada".

La agencia Fitch revisará la calificación crediticia de Francia este viernes, en un ambiente de incertidumbre financiera agravada por un déficit presupuestario del 5.8% del PIB en 2024 y una deuda que alcanza casi el 114% del PIB, la más alta en la Unión Europea después de Grecia e Italia.

La prima de riesgo y los costes de endeudamiento han superado los niveles de Italia, considerada anteriormente como el "mal alumno" en la región.

En resumen, la dimisión de François Bayrou abre una etapa decisiva para Emmanuel Macron, quien debe designar un líder que permita estabilizar el gobierno y encarar una crisis multifacética que combina fragilidad política, descontento social y presión financiera.