Anciano cuidó y alimentó manatís en cautiverio, ahora no hay ninguno

Don Valentín, como es por todos es conocido, vive en la ciudad de Jonuta, situada a unos 160 kilómetros al sur de la capital de Tabasco, se dirigía todos los días a la pequeña laguna donde lo esperaba la faena diaria: “alimentar a sus niños”, como él les llama.

Dijo que para que los sirenios lograran un hábitat adaptable en cautiverio, el “abuelo Manatí” reforestó una vasta extensión del centro de convivencia de la localidad.

A sus 75 años indicó aún tiene fuerza para levantarse todos los días y cumplir con su espíritu de trabajar y como si se tratara de sus hijos acude llueva, truene o relampaguee para alimentarlos, pero afirmó “Un silbido agudo y en ocasiones débil era el llamado que hacía para que los manatís acudían hacia él, en busca de verduras que el mismo colecta, monte de agua y les lanzaba a la pequeña laguna.

Explicó que “Fueron en total cuatro los manatíes adultos y un ejemplar recién nacido de 3 meses, todos tenían nombre y aunque quería liberarlos de su cautiverio la decisión podría ser suicida, ya que podían morir por la contaminación, esto simplemente no sucedió”, aseveró.

Precisó que “La conexión de un servidor con los ejemplares fue impresionante, gozaba de un don con los animales que admirado y reconocido por los habitantes de Jonuta que por las mañanas acudían a ver la convivencia entre el hombre y la naturaleza”.

Al final de los tiempos actuales, don Valentín Ascencio, continua y trabajando en el convivencia pero la familia de manatís que estuvieron y vivieron en cautiverio, en el estanque del parque, fue histórico, ya no se encuentran, unos murieron y otros más fueron trasladados a parques de Unidad de Manejo Animal para su supervivencia.