Enrama de agua y color

El padre Rubén Ponce de León inició esta fiesta con la condición de cero alcohol

Enrama de agua y color

Hace 26 años, el padre Rubén Ponce de León organizó la primera enrama parroquial en el municipio de Jalpa de Méndez. Como condición, el prelado lo expuso sobre la mesa y entre los feligreses:

  • —No quiero trago.

El propósito de Ponce de León era evitar que esta enrama se comparara, con el tiempo, con la que celebran en Comalcalco

Como es sabido, los días 14 de mayo, la cantina de Tabasco se concentra en Comalcalco.  Y todos quieren estar allí. 

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  • —Quiero una enrama sana —sentenció el clérigo con su voz rasposa y de pelo cano.

Esa primera enrama por las calles de Jalpa de Méndez, a 30 kilómetros de Villahermosa, concluyó con cero alcoholes. 

  • Al menos, nadie de los que iba en la peregrinación en honor a la virgen María —la festividad principal de Jalpa de Méndez— bebió una sola gota de alcohol. De esto se encargaron unas monjas al impedir que posibles o potenciales ebrios se filtraran con el pretexto de obsequiarle "ofrendas (frutos y animales) a la madre de Jesús"   

A más de 312 meses, el hábito se conserva: las ofrendas continúan llegando, y si algunos deciden romper las reglas y empinarse algunas cervezas o "caguamas", lo hacen con discreción ocultando el jarabe de cebada en vasos desechables o en envases cerrados.

A la par de la construcción del templo católico, aquí los jalpanecos se afianzaron en su enrama, que, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, una enrama es "poner ramas en un sitio para adornarlo o para hacer sombra". 

  • La calle 27 de Febrero es la arteria que conecta el periférico con la iglesia de San Francisco de Asís. Su construcción, en un estilo neoclásico, se logró después de 8 años. La enrama parroquial comenzó al mismo tiempo en que se edificaba el templo de murales y vitrales.  Es precisamente en una distancia de un kilómetro —entre la 27 de Febrero y el templo que costó unos 30 millones de pesos— la ruta que emprenden los feligreses, en camionetas o a pie, para mostrar ante los jalpanecos las ofrendas que le llevan a la virgen María, una festividad que dura los 31 días del mes de mayo.  Sobre esta calle, las familias construyen ramadas o carpas con postes de bambú y palmas para el techo, frente a sus casas de concreto en la espera de que inicie el desfile con los donantes.  

Si en los números del Instituto Nacional de Estadística y Geografía se precisa que en Jalpa de Méndez viven 87 mil habitantes, una mitad se concentra en las avenidas para presenciar la enrama que se realiza en un tercer domingo de mayo. 

El uso de palmeras es fundamental en la fiesta religiosa de los jalpanecos. No solo se usará para ponerse en los frentes de las casas. Se empleará para cubrir a los animales-ofrendas que son transportados en camionetas o redilas durante un recorrido que puede superar las cuatro horas y sin importar el calor. 

Sin embargo, algunos sustituyen las palmas (o el guano) por plantas de plátano que en estas tierras abundan. Pero nadie en Jalpa, ni en Tabasco, dice planta, sino "mata". Las matas de plátanos se aprecian en las esquinas del municipio. 

  • Se podría decir que la enrama comienza con una misa en el barrio de Santa Clara, al sur de Jalpa de Méndez: con la bendición del párroco y el desplazamiento que hace un carro alegórico (plataforma rodante) que adornan con papeles y flores en donde colocan el bulto de la virgen María. Solo así, los jalpanecos —y los visitantes, que ya son muchos— saben que la enrama ha iniciado.  Con el éxodo, se oyen muchos cohetes en el aire, un explosivo que en Tabasco llaman "cuete" y que en Campeche le nombran "volador". 

En la enrama religiosa de Jalpa de Méndez no todo es ofrenda-animal, no todo son vacas, becerros, pollos, patos y pavos. Las comunidades del interior ofrecen los mejores frutos cosechados en estos días 

De El Río, Galeana, Chacalapa, Soyataco, entre otras localidades, se ofrece plátano, cacao, calabaza. 

  • —Lo importante es la participación de las comunidades —dijo Román López, un feligrés a quien le acompañaron otros habitantes de El Río.

En la peregrinación, los jalpanecos cantan, bailan, gritan, y suenan el claxon de los automóviles. Sueltan cuetes, elevan globos hechos de papel, regalan dulces, reparten una bebida llamada pozol (una mezcla entre maíz y cacao) en jícara, y algunos disimulan ir sobrios. 

  • Si esta enrama cumplió otro año es por la constancia de los sacerdotes que la fortalecen. En esta ocasión, el padre José del Carmen de la Cruz Reyes, coordinó la Enrama Parroquial 2024. Sin embargo, aún se recuerda al presbítero Rubén Ponce de León (+), "el constructor de templos", y a Mateo Gómez, este último un hombre serio y de escasa risa, hasta que se le conoce. Aunque esto importa poco ante las grandes amistades que el cura hizo en una década de trabajo parroquial entre los residentes. Para los habitantes del lugar es un sacerdote "espiritual". Colmado de fe.

A él, a Mateo Gómez, le pregunto sobre lo imprescindible que es la enrama: 

  • —Lo importante es la devoción. 

Gómez es originario de Benito Juárez, una comunidad rural de Jalpa de Méndez. Hace muchísimos años lo nombraron párroco. Desde entonces, fue el primero en caminar por las calles del municipio encabezando la enrama parroquial:

  • —Dios provee —agregó 

Y en verdad Dios provee.  El número de semovientes superó —en 2016— las cien argollas de ganado. Esto sin contar los donativos en billetes, monedas y cheques. 

  • En mayo, Jalpa de Méndez (camino sobre arena, en náhuatl) es fiesta. Es la celebración de los católicos, pero también es la festividad municipal. Para los últimos días del mes, el alcohol que se evitó en los primeros, este se derrama. En Jalpa como en otros municipios nadie está desprotegido de licor, de las cheves, de las chelas.  

El único día que entrecomillas hay Ley Seca, cero ventas de alcohol, es el tercer domingo de mayo, día en que el pueblo celebra la enrama parroquial.

  • Jalpa de Méndez es pequeño, 472 kilómetros cuadrados. Se come buena butifarra (embutido de carne de res y cerdo), hay excepcionales músicos, poetas, héroes como Gregorio Méndez Magaña —Méndez que le dio apellido a Jalpa—, beisbolistas y artesanos que labran las jícaras, pequeñas vasijas que se hacen con el fruto de los jícaros, unos jícaros que abundan en estos caminos de arena.
  • Los toros, los becerros y las vacas que se ofrendan a la virgen María se venden a los ganaderos que asechan el corral desde la víspera. Los donantes son ciudadanos, empresarios y políticos. La enrama suele ser el escenario idóneo para que los políticos se muestren si están pensando en gobernar en Jalpa de Méndez.  La enrama parroquial es para mostrar el mejor sombrero, los impactantes lentes. Hombres y mujeres desempolvan las botas y se trepan a las camionetas para ser vistos por los de a pie, ciudadanos comunes que fungen como espectadores al paso de los que sí pudieron estar en la peregrinación 
  • Este es el día del triunfo del señor, rezan los católicos el sábado santo. Pues este es el día en que los caballos son expropiados de los ranchos, de las parcelas, de las galeras en donde los equinos ayudan en la fabricación de ladrillos o tabiques. El cronista se atreve a decir que ningún caballo queda encerrado en un potrero, porque el caballar se concentra en Jalpa de Méndez, uno de los poquísimos municipios que está dividido geográficamente en barrios. De los más antiguos: Santa Ana, La Candelaria, La Guadalupe y San Luis.

Con el tiempo, Rubén Ponce de León creó otros barrios en la periferia como San Felipe, La Resurrección, La Misericordia, Santa Teresita y Santa Clara.

  • —No conozco otro municipio con este arraigo, de estar separados por barrios —afirmó Heberto Taracena, escritor tabasqueño, autor del libro "40 años de gratitud a Jalpa de Méndez".

Si los caballos están aquí en estas calles, quieran o no, los músicos son sacados, incluso, bajo la tierra. Aquel que esté pensando en contratar a un músico jalpaneco para ser llevado a otra nación, se equivocó de momento. 

  • Los músicos van trepados en las camionetas, muy cerca de las mujeres que visten en pantalón de mezclilla y ajustados, cerca de estas mismas mujeres que buscaron desesperadamente una camisa de cuadro la noche anterior. Los músicos van, casi a unos cuantos metros, de donde las vacas golpetean a patadas las redilas porque ya están molesta del ruido y de ir apretujadas.

Aquí sólo se escucha música tropical, música de viento, y de tambores. Bueno, de pronto, aparece ese ruido que los adultos no entienden pero que los jóvenes aman: las batucadas brasileiras.  

Se escucha más estos ruidos de cacerolas o vaporeras que los tambores de madera y cuero. Las batucadas se imponen pese a que no se entienden. 

En este mar de ruido, los verdaderos músicos procedentes de Jalupa (la tierra de Lucio Cerino  y Los Vagabundos) e Iquinuapa (la tierra de José de los Ángeles y Los Kings), inundan de melodías autóctonas y tropicales, con saxofones y trompetas, el alma de los jalpanecos que por este día olvidan sus dolencias. 

De las más pedidas, las canciones de Chico Ché, el músico más importante nacido en Tabasco. Un filósofo de la vida. Sobre todo, cuando cantaba: qué culpa tiene la estaca, si el sapo salta y se ensarta.

  • De Jalpa se han escrito muchas cosas. Manuel Pérez Merino, cantautor de Tabasco, llegó a decir que Jalpa era un municipio bello. Se hizo bello o atractivo aquel 2002 cuando se consagró (o dedicó) el templo parroquial y los turistas empezaron a llegar a Jalpa de Méndez.  De la enrama se dicen muchas cosas: que no todos los que participan saben el porqué de la tradición 
  • —¿Por qué estás aquí? —le pregunté a varias personas 
  • —Por la enrama. 

Es lo único que dicen. Solo los más asiduos a las actividades religiosas saben que la enrama, sus ofrendas y sus cantos o alabanzas, son para celebrar a la virgen María. 

Con los años, discretamente la cerveza circula en algunos sectores de la enrama.  Los jóvenes se la ingenian para hacerla pasar por otra bebida. Así lo hacen en medios de esas vacas gordas y flacas que van camino a la iglesia como ofrendas.

  • En estos días, el calor en Jalpa aruña los cuarenta grados. A nadie le importa que las calles sean un baño sauna. A nadie. Todos caminan, avanzan trepados en las camionetas, sudando, casi en el desmayo, y después de sudar el pozol o la discreta cerveza, encuentran un poco de consuelo en la meta, en el justo momento en que un sacerdote los moja con agua bendita en señal de agradecimiento por lo que han dado. 

—Ayyyyy —se escucha cuando son mojados por el agua santa. Sobre todo, cuando el agua cae entre la alcaldesa Nuris López Sánchez y las embajadoras candidatas al título "Flor de la Jícara 2024". 

También hay veces que el agua suele curar a los bohemios que ya sienten que flotan por estas calles de calor y color y de todo. 




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