Riesgo por derrame de crudo en ríos

De la misma forma, la ASEA detalló que los problemas relacionados con el esparcimiento del energético en tierra se han presentado en los municipios de Macuspana, Centla, Cárdenas, Cunduacán y Huimanguillo, ya que son los sitios donde se registra la mayor actividad petrolera de la entidad.

Durante los últimos seis años se han contabilizado más de 35 lugares afectados por el combustible, lo cual genera laudos con los pobladores ante los daños que se detectan en terrenos que son utilizados para criar animales de traspatio y ganado.

Al respecto, la Asociación Ecológica Santo Tomás consideró que las instalaciones petroleras representan un riesgo latente para las comunidades cercanas, así como también para el medio ambiente y los ecosistemas, ya que en cualquier momento podrían ocasionar una tragedia, pues tienen una infraestructura que data de hace más de tres décadas.

En entrevista, Hugo Ireta Guzmán, presidente de dicha agrupación, dijo que incluso algunas ductos que atraviesan por los afluentes y principalmente por los municipios de Cárdenas y Macuspana, presentan un avanzado deterioro que lo incrementa el riesgo de una explosión ya que todavía transportan gas y aceite.

De acuerdo a información de Petróleos Mexicanos (Pemex), hay 44 ríos con presencia de ductos de la empresa productiva, los cuales requieren de mantenimiento especial a fin de evitar daños a los afluentes.

Según los datos proporcionados a través de una solicitud de información vía Infomex, se dio a conocer que la infraestructura tiene más de 30 años instalada en los afluentes de la entidad, especialmente en las zonas donde la actividad energética sigue vigente.

Macuspana es la demarcación con mayor presencia de ductos, pues se contabilizan al menos 55 en sus torrentes, los cuales funcionan como vía para transportar el gas natural que se produce en la región.

Los afluentes del municipio son El Congo, El Bayo, Otatal, Bitzal, Chilapa, Chilapilla, Naranjos, La Chihua, Punta del Monte, Juan Salas y Tepetitán; se estima que al menos 24 continúen funcionando en la región.

En el caso de Cárdenas, los torrentes que también contabilizan la estructura de Petróleos Mexicanos son El Chicozapote, Naranjeño, Mezcalapa y Samaria, los cuales permiten el desarrollo de animales de traspatio, ganado y árboles frutales.

En Centla, El Jahuactal. En Centro, el Carrizal, Mezcalapa, Pichucalco, Teapa y Tepaté. En Comalcalco, El Patastal, Seco y Tular. En Cuncuacán, El Carrizal, El Barí, Lechugal y Samaria. En Huimanguillo, El Chicozapote, Limones, Blasillo y Tonalá. En Jalapa, El Zapotal, La Sierra y El Lotatal.

En Jalapa, El Zapotal, La Sierra y El Lotatal. En Jalpa de Méndez, El Cuscuchapa. En Jonuta, los ríos Narváez, Maluco, San Pedro y San Pablo, y el Usumacinta. En Nacajuca, González, Guásimo y La Victoria. En Paraíso, el río Seco y en Teapa el afluente del mismo nombre. Es de precisar que, de los ductos en operación, 78 son gasuductos, lo que representa la mitad de los que están activos. Otros 48 son oleoductos, 17 son gasolinoductos y 12, oleogasoductos.

TAMBIÉN AFECTAN LA TIERRA

Sin embargo, el problema no sólo se reduce en los afluentes, sino también en tierra; en lo que va de este 2018, la ASEA identificó más de 15 casos en Tabasco, especialmente en la región de La Chontalpa.

Una de las principales causas de las emergencias que detecta Petróleos Mexicanos (Pemex) se debe a la ordeña ilegal de combustible, pues la infraestructura de la empresa productiva permanece dañada y la gasolina brota sin control de los ductos donde se transporta.

El estado registra más de ocho mil kilómetros de ductos, lo cual representa el 60 por ciento de la infraestructura en tierra con la que cuenta el país, por lo cual diversas asociaciones civiles han solicitado la presencia directa de ASEA en la entidad.

Según los datos recopilados por esta casa editorial, los siniestros ambientales coinciden con los sitios donde se detecta la ordeña clandestina.