Enrique González Pedrero, cumplió 91 años; un ser humano excepcional

Larga, brillante y destacada trayectoria; una conducta sobria y virtuosa del ex mandatario estatal

El tabasqueño universal Enrique González Pedrero, cumplió 91 años. Es recordado con afecto y agradecimiento por su extraordinaria obra de gobierno en Tabasco, social, cultural y política.

Enrique González Pedrero, cumplió 91 años; un ser humano excepcional

UN DÍA MEMORABLE

Fundamentación de la Entrega del Doctorado Honoris Causa Carlos Reta Martínez, Presidente del Instituto Nacional de Administración Pública. Apreciados miembros del Consejo Directivo; distinguidos asociados e invitados que nos acompañan en este memorable día. Destaco a Don Enrique González Pedrero y a Don Modesto Seara Vázquez.

El Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) se adorna con sus mejores galas, en ocasión de honrar a un mexicano ejemplar que nace en Villahermosa, Tabasco, Don Enrique González Pedrero. Realizó sus estudios de licenciatura en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y se graduó con la tesis titulada: “Crítica a la religión de Feuerbach”.

Su sínodo estuvo compuesto por personalidades tan relevantes como Don Jesús Reyes Heroles. Posteriormente realizó las especializaciones en sociología, economía y ciencia política en la Universidad de París y obtuvo su grado de maestro en la UNAM con la tesis “Filosofía política y humanismo: Ensayo sobre los manuscritos económico-filosóficos de 1844 de Karl Marx”.

Esta es la formación académica que sentó las bases de su gran trayectoria en las áreas política, docente, administrativa, investigativa y diplomática. Su obra es sumamente amplia, es el producto de una intensa vida de trabajo ininterrumpido lo cual hace difícil sintetizar en pocos minutos su trayectoria, con alto riesgo de dejar algo importante sin mencionar.

DESTACADO EN SUS ACTIVIDADES

Hablar de la labor que ha realizado Enrique González Pedrero en aras del progreso del Gobierno, la Administración Pública, la Diplomacia y la Educación Superior en nuestro país, plantea un enorme desafío.

Su carrera académica se inició en la UNAM en 1955, cabe señalar que durante el período de 1965 a 1970 dirigió la entonces Escuela Nacional de Ciencias Políticas, “La Escuelita”, como le llamábamos entonces, que precisamente se constituyó como Facultad durante su gestión.

Entre las principales actividades realizadas en el ámbito político destacan su desempeño como senador de la República de 1970 a 1976 y el enorme y reconocido trabajo realizado como gobernador del Estado de Tabasco de 1983 a 1987.

Regresó al Congreso en 1997 como diputado federal, cargo que ejerció hasta el año 2000. En el impulso a la cultura y la educación resalta su trabajo como titular de la Comisión Nacional de Libros de Textos Gratuitos entre 1977 y 1982, al tiempo que presidió la Subcomisión Editorial de la Comisión Nacional para la Defensa del Español. Su carrera diplomática la realizó como Embajador de México en España de 1989 a 1991.

La gran cantidad de intensas actividades desempeñadas no fue obstáculo para que pudiera efectuar una destacada labor editorial que llevó a cabo entre 1955 y 1957 como Editor Responsable de la Revista El Trimestre Económico y, más aún, en 1989 dirigió el Fondo de Cultura Económica.

El arte de la pluma lo ha acompañado en su trayectoria a lo largo de la cual ha escrito diversos libros entre los que destacan: “Filosofía, política y humanismo”, “Riqueza de la pobreza”, “Una democracia de carne y hueso”, “País de un solo hombre: La ronda de los contrarios”, “Tabasco: espacio natural, espacio público” y “Universidad, política y administración”.

UN SER DE BIEN

Es para mí muy grato tener la oportunidad de poder afirmar que Don Enrique González Pedrero es, sin duda, uno de esos casos excepcionales en los que se reúnen las cualidades y condiciones que, idóneamente, deben tener los encargados de puestos de autoridad, como lo explicó Ildefonso Estrada y Zenea en su texto “Manual para gobernadores y jefes de Estado”.

Mencionaré algunas de ellas. La honradez, que es el más alto título que enaltece al hombre y lo recomienda para el desempeño de un cargo.

La dignidad personal, que obliga al hombre de bien a obrar siempre conforme a sus obligaciones y a cumplir su palabra en todo. Sobran testimonios que ratifican el intachable proceder de Enrique González Pedrero durante su larga, brillante y destacada trayectoria en la que siempre se condujo de manera sobria y virtuosa.

Arturo González de Cosío refirió que lo más admirable de él es su vida llena de frutos, pero pobre en el alardeo de su éxito. Es un político honesto, inteligente y un gran amigo, dijo en su momento Arturo González de Cosío.

Otra cualidad, la educación, que forma al hombre para obtener perfectibilidad humana, Don Enrique estudió Derecho, Sociología, Economía y Ciencia Política.

MORALIDAD Y AFABILIDAD

Moralidad, como reflejo de buenas costumbres que dan certeza de que el funcionario cumplirá con los deberes que le imponga el cargo a cuyo desempeño se le llama, donde demostrará la generosidad de sus sentimientos, la lealtad de sus afectos y la grandeza de todas las cualidades que constituyen al digno funcionario.

Nuestro homenajeado es reconocido por tener un desempeño impecable en todos y cada uno de los cargos que ha ocupado, sea en la universidad, en el congreso, en el gobierno o en cualquier responsabilidad que se le haya confiado. Y qué podemos decir de su gran lema de vida: “Sin autoridad moral no hay autoridad alguna”.

Otro concepto es la afabilidad, cualidad del carácter que se refleja en la expresión natural de suavidad, que hace agradable al que la posee y hace deseable el trato con éste.

Mostrar afabilidad con los subalternos, cualquiera que sea su condición, permite que la autoridad alcance el respeto de sus colaboradores y su cariño.

Esta afabilidad natural en su carácter logra que todo aquel que tiene trato con Enrique González Pedrero quede encantado, lo admire por su sencillez, lo respete por sus conocimientos que destila y brinda a todo aquel que se le acerque.

Estas cualidades no sólo propiciaron condiciones para desempeñar múltiples tareas sino que, aunadas a su gran inteligencia, han favorecido el éxito en cada actividad que ha decidido emprender. Ha sido capaz de mejorar todo aquel lugar al que ha llegado.

Enrique González Pedrero es una personalidad invaluable de México, talentoso, visionario, congruente y comprometido. Es un excepcional ser humano. 



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