Indigentes viven en la miseria su casa es la calle y su cama la banqueta
Luis Que Aquino calma sus penas con alcohol; vive debajo de un puente en Méndez
El filo del machete alcanzo por darle en su brazo derecho, los doctores le dijeron que de milagro no perdió su miembro, pues la herida fue profunda y aunque el dolor es fuerte no lo siente, asegura que es más doloroso el rechazo de su familia.
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Relató que mientras se tomaba uno tragos, su amigo de parranda lo desconoció y lo agredió con un machete.
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A pesar de que muchos han intentado correrlo de su casa improvisada, detalla que no se quiere ir, desde la calle no molesta a nadie y aunque le dicen que es peligroso no le teme a la muerte ni a cualquier incidente que pudiera pasarle.
Con 32 años encima, Luis conversó sobre su vida y expresa que no siempre fue indigente, antes de vivir en la calle tuvo familia, se casó con una hermosa mujer así la describe, con la cual procreo 4 hijos dos de ellos son gemelos.
Uno de sus amigos no recuerda ni su nombre.
Su oficio era fundidor de fierros, así mantuvo mucho tiempo a su familia, les dio un hogar, pero el vicio lo llevó a tomar malas decisiones al grado que hoy sólo lo rodea una colcha vieja, sucia que encontró en la basura y unos platos donde a veces se alimenta, porque siempre desayuna, almuerza y cena lo que encuentra en el camino.
A Luis lo acompañan otros dos indigentes uno no se acuerda ni de su nombre, el otro dice llamarse Natividad Morales, todos tiene diferentes historias pero tiene en común que ambos terminaron ahí por el vicio del alcohol.
Desde la calle no molesta a nadie y aunque le dicen que es peligroso asegura que no le teme a la muerte.
A pesar de que muchos han intentado correrlos de su casa improvisada, detalla que no se quieren ir.