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VILLAHERMOSA
Rebeca: “Este Cáncer acaba con mi vida”
El 18 de enero pasado, visité en su domicilio a la joven Rebeca. Estaba serena a pesar de que conocía que cualquier día enfrentaría su fatalidad, 16 días después ocurrió lo irremediable.
“Yo tenía muchos sueños, trabajaba y tenía novio, pero mi vida dio un giro de 360 grados, ahora estoy conectada para poder respirar”, me relató en esa ocasión Rebeca, una joven de 27 años en etapa terminal de cáncer de mama.
Pasado el mediodía de aquel desconcertante miércoles, el equipo de Diario Presente nos dirigimos a la comunidad Río Seco segunda sección, Cárdenas, para conocer de cerca una problemática que tiene alarmados a sus habitantes, quienes señalan que hay al menos diez casos de personas con esta con esta enfermedad.
Seguimos recorriendo el lugar y visitamos a dos personas más, a una señora que le extirparon un seno y a otro chavo estudiante de medicina que le detectaron leucemia.
En el regreso a la capital, cuando ya oscurecía, comentamos que nos había sorprendido la fortaleza y la serenidad con la que Rebeca nos platicó sobre su padecimiento.
“Que mala onda el novio la dejó, si tiene un tumor maligno sus días están contados, ella está en manos de Dios y eso le da fortaleza”, platicamos.
Al llegar nos dirigimos a la casa de Rebeca, quien a pesar de estar indispuesta nos recibió amablemente.
Al verla me sorprendí, estuve a punto de las lágrimas, me contuve, ya que me tranquilizó la tranquilidad y la forma en la que nos empezó a platicar sobre su caso.
“Yo no tenía nada, era una chica sana, estudié la carrera de Contaduría en la UJAT.
Nunca presente ningún síntoma como los que mencionan en la televisión, pero el día menos pensado se me inflamó el seno como si fuera una picadura de mosquito”, escucho en extracto de la entrevista que aún conservó en mi grabadora.
Junto a ella, en la sala de su casa, le acompañaban una Biblia y un respirador artificial, mientras de manera discreta el fotógrafo, trataba de captar algunas imágenes.
Tranquila, me platicó que ya estaba desahuciada, que sólo recibía cuidados paliativos y que únicamente la Fundación de Lolita Ayala, le proporcionaba una vacuna que tiene un costo de 14 mil pesos y que se la aplicaba en el ombligo.
Un mes y cuatro días después de haberla visitado, perdió la batalla que luchó durante tres años.
Con Rebe, como la llamaban de cariño sus amigos, se fueron sus ilusiones y sus sueños que aún nos alcanzó a compartir, quería ser una mujer exitosa, tener su propio despacho contable y en el futuro una familia con dos hijos.
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